miércoles, diciembre 29, 2010

El aeropuerto que no tiene pasajeros ni aviones

El Aeropuerto Central de Ciudad Real, el único privado de España, ha cumplido este sábado dos años de actividad. En fecha tan señalada registró la abrumadora cifra de dos vuelos comerciales: uno por la mañana, que va y viene de Barcelona, y otro por la tarde, que hace lo propio desde París. Fueron los primeros desde el miércoles, cuando la quietud del Campo de Calatrava quedó brevemente interrumpida por otros dos aviones con idénticos destinos.

El Central lo tiene casi todo: sobre una superficie total de 1.234 hectáreas hay un aparcamiento para 900 coches y una terminal de 28.000 metros cuadrados que cuenta con 24 mostradores de facturación, diez puertas de embarque, una gran cafetería, una sucursal bancaria, despacho de intervención de armas... De todo menos pasajeros.

El dossier de prensa, retirado ahora de la página web, alardea de su capacidad para 2,5 millones de viajeros al año, 2.000 a la hora. Sin embargo, el primer año de funcionamiento sólo hubo 53.557. En el segundo, a falta de las cifras de diciembre, van 31.090, un 34% menos. Por ejemplo, el miércoles por la mañana, en el avión procedente de Barcelona llegaron unas 25 personas. “Pues habéis pillado un buen día”, segura Carlos Otto-Reus, el periodista que ha seguido más de cerca la evolución del aeródromo. “Cuando yo tomé ese avión, íbamos seis”.

“Antes, con el vuelo a Londres, sí que se notaba movimiento, pero ahora…”, cuenta Carlos Magán, taxista desde hace 7 años, un tanto sorprendido de tener que llevar a alguien hasta el aeropuerto. La conexión con la capital británica duró sólo seis meses, hasta que Ryanair decidió cerrar la línea, después de varios tiras y afloja, alegando que la empresa que gestiona el aeródromo había “incumplido sus acuerdos comerciales”. También Air Berlin tiró la toalla el pasado mayo, a pesar de las subvenciones que recibía del Gobierno de Castilla La Mancha. Ahora sólo queda Vueling, que conecta desde hace poco más de un mes con Barcelona (cuatro veces a la semana) y París (dos frecuencias).

“No me quedo aquí, porque no creo que coja a nadie”, dice Magán al llegar. Y, en efecto, frente a la terminal no aguarda ni uno de sus compañeros. Como mucho se identifica algún taxi privado y una inmensa limusina, los coches que utilizan los aficionados a la caza con más posibles, que llegan en avión privado para aprovechar la apertura de la veda. En la documentación del aeropuerto aseguran que han llegado a coincidir 17 jets, pero el día de nuestra visita sólo pudimos ver uno.

Un mausoleo

Las naves de la terminal, tan silenciosas, tienen cierto aire catedralicio. Un templo al despilfarro o, quizá, un gran mausoleo para la fiebre de la construcción que inundó España hasta enfangarla. Porque el Central no es un aeropuerto modesto: su pista de aterrizaje de 4 kilómetros, que arranca a las afueras de Cañada de Calatrava y se detiene a la entrada misma de Villar del Pozo, es la única de España en la que puede operar el gigante Airbus A380. En la zona de parking caben diez Boeing 747 (el mítico Jumbo) y aún quedaría espacio para tres naves de carga. Pero aquí el único rugido que se escucha es el del AVE, que pasa de largo por uno de los extremos de la terminal. Tenía que haberse construido un apeadero, pero sólo existe una enorme pasarela que se rompe vertiginosamente sobre las vías del tren.

“¿Está esto siempre tan tranquilo?”. Juan Carlos Sánchez, el jefe de la cafetería La Barrila, responde con un amplio “Sí” mezclado con un suspiro mientras dibuja una sonrisa sardónica que vale por lo que calla. Enseguida rehúye la conversación. “¡Dani! ¿Qué te pongo? ¿Y a ti, Chema?”. Conoce a la mayor parte de sus clientes, los trabajadores del aeropuerto que hacen la pausa de media mañana. De las dos o tres decenas de viajeros que van a tomar el único vuelo de la mañana, sólo Inmaculada, vecina de Brazatortas, cerca de Almodóvar del Campo, se acerca a la barra a pedir una tila y un par de descafeinados para las dos amigas que la han llevado.

“Este aeropuerto ha sido un despropósito desde el momento en que se empezó a idear”, asegura Otto-Reus, que se ha convertido a su pesar en el azote del proyecto. Un post en su blog personal denunciando los desmanes le costó el despido del diario El Día de Ciudad Real, propiedad de uno de los promotores. “Aquí ha habido muchos intereses cruzados. Por ejemplo, entre los contratistas del aeropuerto están los propios socios”.

El principal accionista es Inversiones Aeroportuarias del Centro que reúne a empresarios como Domingo Díaz de Mera (figura capital en la economía ciudarrealeña), Aurelio González Villarejo, Antonio Méndez Pozo, los hermanos Barco y la familia Sanahuja. Le sigue la Caja Castilla La Mancha, con algo más del 30% del capital. Sus acciones, para rizar más el rizo, han sido puestas en manos del Fondo de Garantía de Depósitos después de que el Banco de España interviniera la entidad el año pasado.

Ayudas públicas

Pero el temor al pelotazo arrecia al poner el foco sobre la actitud de las instituciones públicas que, lejos de mantenerse al margen de este proyecto privado, han aportado fondos para tratar de evitar el colapso. Hace unos meses todas las administraciones, desde los ayuntamientos de la zona hasta la Diputación pasando por la Cámara de Comercio decidieron crear un consorcio púbilco para promocionar el uso del aeropuerto y dinamizar así el turismo en la zona. Es así como Vueling ha recibido 2,36 millones de euros. “Viene a ser un ‘te pago los asientos que no llenas”, asegura Otto-Reus.

Ante este panorama, a nadie extrañará que un juez decretara el concurso de acreedores el pasado 1 de junio. Los administradores, que se han negado a responder las preguntas de Lainformacion.com, han presentado un ERE –aún pendiente de aprobación– que supondrá recortes salariales del 15% para toda la plantilla y mandar al paro durante seis meses al 90% de ellos.

Pez fuera del agua


La enorme sala de llegadas que ocupa toda la planta baja está casi siempre cerrada, apagada y en un silencio sepulcral que la mañana de nuestra visita sólo interrumpe los lamentos de Magdalena, una mujer de mediana edad de Pozuelo de Calatrava, que se siente como pez fuera del agua. Se ha dejado el puchero en el fuego, le aterroriza subir por el tapiz rodante a la planta superior y no quiere ni oír hablar de comprar un billete para volar a Barcelona, donde tiene familia. Está allí esperándoles, pues vienen unos días de visita. Al poco, las pantallas anuncian el aterrizaje del único vuelo de la mañana. Minutos después se abre la puerta y salen 25 pasajeros. Tras ellos, dos azafatas de Vueling y un guardia de seguridad, que se asegura de que todo vuelva a quedar bien sellado.

Fuera esperan dos autobuses de línea: uno a Ciudad Real, que toman 10 personas. Otro a Puertollano, al que suben dos. Mientras, los viajeros rumbo a Barcelona ya han embarcado y el avión está listo para despegar. Aunque, desde luego, no hay cola para entrar en pista, el piloto aguarda pacientemente la hora prevista. Por fin recibe el "Go". El Boeing rueda, acelera y se eleva sobre un rebaño de ovejas hasta desaparecer. Ni se inmutan. Saben que pasarán muchas horas hasta que otro les vuelva a molestar.

(fuente: noticias.lainformacion.com)


Sherlock... buscando pistas....  (de aterrizaje no, que ya hay de sobra)

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lunes, diciembre 27, 2010

El tren que no conduce nadie

No sé bien si este primer escalofrío de mi vida lo he sentido al bajar el cristal de la ventanilla para que saliera el humo del cigarro, o un momento antes, y que vi entre nubes, cuando el revisor abrió la puerta para contar los asientos libres. Lo cierto es que al sentirlo, me he arrebujado tan apretadamente entre los brazos de mamá, que ella, un poco sorprendida, me ha mirado con esos ojos claros que pone tan dulzones cuando los fija en mi cara. Y la que también me ha quedado bien grabada desde que empezó mi vieja, es la figura de papá. Durante muchas horas lee el periódico al compás del traqueteo del tren, y de vez en cuando nos echa una mirada pensativa o reída, según vayan las cosas... Estoy seguro que la abuela ya no estaba en el tren cuando yo subí, y que la estampa que de ella tengo, con el pelo canoso y los ojos un poco bizcos, me la fijó mamá durante el viaje con sus muchas palabras memoriosas.

Como hemos pasado sin parar ante muchas estaciones durante estas primeras horas, todavía no he visto viajeros ni jefes de estación. Sólo relojes y campanas verdes que se quedan atrás rapidísimamente. A los revisores que se turnan sólo les veo la cara medio oculta por la visera de la gorra y la inclinación de la cabeza al mirar con mucha fijeza el billete amarillo, pero sin sonrisa, y claro, sin reparar en mí... Sólo esta tarde, uno muy alto y con bigote, al ver a mamá tan caída por los ataques que ahora le dan al corazón, alzó los ojos hasta ella, luego hacia mí, que iba a su lado con mis pantalones cortos, y seguro que con la cara muy triste; y al final hacia papá, que seguía leyendo el periódico, al parecer impasible, aunque cada poco echaba reojos a mamá tras las gafas pequeñas que ahora lleva... Sin embargo, el revisor no se ha fijado en mi hermano segundo, que echado en el asiento vacío y cubierto con una manta, dormía entre su pelo rubio y las manos que tenía juntas bajo la cara... Y que a mí, aunque no se parecían gran cosa, siempre que lo veo dormido, me recuerda al otro hermano, al tercero, que nació aquel día que descarriló el tren; que siempre estuvo tan malo de la tripa, y que al poco tiempo, con el culete amarillo y llorando en voz muy baja, murió entre los bazos de mamá, pegado a la ventanilla.

En algunas paradas del tren, ante estaciones o apeaderos, más que los relojes, campanas, silbatos y maletas, me llama la atención, cuando bastante apartado de la vía, hay un cementerio, con el plumaje oscuro de los cipreses cabeceando sobre las tapias enjalbegadas... De las estaciones donde hemos parado últimamente, la mejor ha sido, aunque no había cementerio, la de aquel pueblo tan grande, cuyos andenes estaban repletos de hombres y mujeres con banderas tricolores, la Banda Municipal tocando el Himno de Riego, y aquella chica con el vestido blanco muy largo, el gorro frigio y una bandera en la mano, que gritaba vivas delante de los viajeros. Pues resulta que aguardaban a un paisano, republicano famoso, que se bajó de nuestro tren, y después de repartir muchos abrazos, empezó a hablar en público cuando ya arrancábamos. Papá, como está tan contento con la República, lo miró todo con los ojos muy gustosos, y estuvo un buen rato sin leer el periódico... Cuando ya íbamos otra vez sobre la llanura reseca y de pedrizas, estuve seguro de que a papá le hubiera gustado tener a mano el aparatillo de radio con el altavoz negro, no para oír lo que a mí me gustaba: "Ante Segarra todo el mundo callao. Gran Vía, esquina Callao" o aquel otro de: "Almacenes San Mateo, si no lo veo no lo creo", y sí el discurso de don Niceto Alcalá Zamora, dicho en un cordobés sonorísimo, para cantar las excelencias de la República.

Al caer la noche, después de tomar un bocado, apagamos la luz y bajamos las cortinas de la puerta y de las ventanillas que daban al pasillo, porque mamá estaba muy fatigada a causa de otro ataque de su enfermedad... Un momento antes se tomó la pastilla para el sueño, y con la mano de mi hermano entre las suyas, ha doblado ha doblado la cabeza sobre el ángulo del respaldo del asiento. Papá también se ha recostado, y en seguida ha empezado con sus ronquidos, que son muy asustadores, porque cuando menos lo esperas, suelta un ruido muy bronco y dolorido, como si se estuviera ahogando, hasta que vuelve a quedarse callado y con la cabeza clavada sobre el pecho... Voy sentado junto a María José, la criada que nos llegó después de la feria, y haciéndome el distraído le he puesto la cabeza sobre el hombro, a ver qué hace, pues no me atrevo a atacarla abiertamente aunque ya llevo pantalones largos, y menos a besarla. Porque aunque voy mucho al cine, de verdad de verdad, no sé muy bien cómo se besa a una mujer... De modo que me aprieto a ella lo más que puedo, y de vez en cuando suspiro muy fuerte junto a su cuello, pero sin más... Y se ve que no le enfada lo que hago, porque acaba de rozarme con su cara la cabeza. Así pasamos unos kilómetros. Ella -luego lo comprendí- pensaba que así me animaría para seguir... pero como continuaba sin atreverme, suavemente, rozándome la mejilla y las narices, ha bajado su boca hasta la mía -y algo que yo no esperaba- ha empezado a pasarme la lengua sobre los labios, como si los tuviese dulces... Por fin, me he animado, yo le hago lo mismo, y así llevamos muy buen rato, hasta que ella, después de dar unos suspiros muy sospechosos, se ha quedado dormida sobre mi hombro... Y la verdad es que así me pesa un poco, pero por su boca entreabierta sale un calorcito tan dulzón y húmedo, que voy a resistir con ella encima hasta que no pueda más.

Empieza a pintar el día. Se oyen unas explosiones lejanas. Explosiones que no suenan mucho, pero largas. Papá se ha despertado, y escucha con aire sospechoso. Enseguida han comenzado a frenar el tren. Paran. Apagan las luces. Mamá, con voz muy débil, pregunta qué pasa. Y mi hermano dice: "seguro que están bombardeando". "No digas eso, hijo mío". "Sí, están bombardeando", pero es muy lejos" -ha confirmado papá para tranquilizarnos, y porque era así. De todas formas hemos estado parados mucho rato, aun después de dejar de oírse las explosiones. Y ha sido ahora mismo, al amañanar, cuando han inundado los coches muchos milicianos con mono azul, cartucheras y fusiles. Han abierto la puerta de nuestro compartimento de un tirón y sólo dos han podido sentarse con nosotros, justo a mi lado. Los demás se han quedado en el pasillo sentados en el suelo o de pie, apoyados en sus fusiles. Algunos comen bocadillos y beben de las cantimploras. Apenas ha arrancado el tren, el que está a mi lado, ha empezado a roncar igual que ronca papá, aunque echa menos aire después de dar el ronquido. Uno de los del pasillo canta con voz desentonada:

"Si me quieres escribir

ya sabes mi paradero

en el frente de Teruel...

pero nadie lo ha coreado, y como arrepentido, casi no se le ha oído lo de "en el segundo ligero".

No puedo negar que estoy contento vestido de soldado. Mi hermano también lo parece. Mi padre, disimulando sus preocupaciones, a veces nos echa un reojo sonriente por encima del periódico... Si mamá no se hubiera muerto hace ya unos meses (que duro se le puso el gesto, siempre tan dulce. Que tieso su cuerpo, su cuello y sus piernas toda la vida de líneas tan sensibles) seguro que con el miedo que le daba la guerra, al vernos movilizados iría tristísima. Ahí junto a la ventanilla de todo su viaje. En los demás asientos del coche van soldados de mi Brigada, que cantan unas letras que yo todavía no sé. Pasa nuestro tren ante pueblos oscuros y algunos medio destruidos por las bombas.

Llevamos un rato muy largo completamente solos en el compartimento. Yo paso las hojas del libro que acabo de comprarme para la Universidad, y mi padre sigue con aquella cara tan grave que se le puso desde que enterraron a mi hermano con la guerrera manchada de sangre. Por fin han entrado unos señores con camisas azules y boinas coloradas, que hablan contentísimos y con mucha energía. Mi padre lee otra vez, o simula leer, el periódico. Yo los escucho con esa sonrisa que he aprendido a poner cuando hablan de política los que pueden hablar.

María, mi reciente esposa, no es que le tenga coraje a mi padre, lo sé muy bien, pero como él no le hable. Ella no le dice nunca nada. Y él, claro, siempre sonriente y muy amable, sólo le dice lo imprescindible. María está ahora sentada donde siempre iba mamá, y ojea una revista de vestidos y peinados. Mi padre, con la papada ya muy caída, la calva rodeada de canas, sus gafas gordísimas, y cabeceando porque el tren da muchos traqueteos, lee su periódico, hoy repleto de discursos, medallas e inauguraciones. María -son las dos en punto- saca la tartera, y comemos en paz y en gracia de Dios. Ella tan limpia, escrupulosa y voraz como siempre. Y papá allí arrimado, con cara de quedarse con gana, y no atreverse a pedir más. Yo, pretextando que no tengo apetito, le he dado mi chuleta. María come, y lo hace todo, con los ojos un poco perdidos, como si añorase algo que no sabe muy bien lo que es..., a lo mejor ese hijo que no podrá tener nunca.

Desde que mi padre leyó su último periódico, pocas estaciones después, María me obligó a sentarme donde él iba siempre, enfrente, junto a la otra ventanilla. No quiso guardar las ropas de papá en las maletas y se las regaló a un viejo que pasó ofreciendo caramelos... Por la noche, al pasar algún túnel largo, hacemos el amor sobre su asiento, amor sin esperanza, porque sabemos que no alumbrará nada más que ese breve grito que da ella en el momento del orgasmo.

Con frecuencia miro los asientos del compartimento en los que fueron sentados mis padres, mi hermano y las chicas de servicio. Sobre todo aquella que por primera vez en mi vida me lamió la boca. Y recuerdo las caras de todos los que fueron míos, sus decires, su manera de volver los ojos cuando llegaba el revisor, o parábamos en una estacioncilla con cementerio, fiesta, lluvia o paseantes en las tardes de sol. Pero María no repara ni suiqre reparar en los significados que para mí tienen esos cristales donde los míos se reflejaron, estos brazos y respaldos en los que tantas veces apoyaron sus manos y cabezas. María siempre está con la mirada perdida. Cuando hablamos se esfuerza en sonreír, en ser simpática, en simular que me quiere, pero en el fondo de sus ojos están alojados otras gentes de los coches del tren, que probablemente yo no sabré nunca quienes fueron. Acaban de entrar en el pasillo jóvenes con barbas, melenas y pantalones vaqueros. Al verlos, María sonríe con más sinceridad, y sus ojos emergen de aquella profundidad en la que siempre están hundidos.

Después de una explicación brevísima, que casi no fue explicación, y por supuesto sin haber ocurrido nada nuevo, María se ha cambiado de coche. Tomó sus maletas, sonrió de esa manera simulada que ella sabe, me dio un beso en la mejilla, y marchó pasillo abajo, hacia la izquierda.

Hasta esta mañana mientras me afeitaba con la máquina eléctrica en el aseo del tren, hacía mucho tiempo que no me miraba tan fija y atentamente en el espejo. Y he visto que las canas blanquísimas que rodean mi calva, son muy parecidas a las de mi padre, en aquellas últimas horas que estuvo sentado frente a mí leyendo el periódico. Como al acabar de afeitarme ha parado el tren, me asomo por la ventanilla del servicio por si se divisase algún cementerio, pero no, sólo veo en el andén a unas cuantas mujeres con banderas nacionales y lazo negro, añorando lo que comenzó hace tantísimos años y murió hace tres... Vuelvo a contemplarme en el espejo del lavabo. De verdad, que de aquel yo que empezó el viaje en este tren y sintió el primer refrío entre los brazos de su madre al abrir una ventanilla, sólo pervive el color y la expresión de los ojos... Todo lo demás, ya es de otro.

Así que lleguemos a la próxima estación me bajaré a comprar un periódico. El mismo que compraba mi padre... Ya estoy en mi asiento. Me he calado las gafas gordas y lo leo de arriba abajo, sin interés alguno. Me es exactamente igual que pase lo que pase.

Hace ya mucho rato que nadie anda por los pasillos, y estoy completamente solo en mi compartimento... Por más que miro a mi alrededor y esfuerzo mi cerebro, no consigo recordar en qué asiento iba siempre mi madre; en cuál se ponía María, cuando hacíamos el amor; en qué frente hirieron a mi hermano; qué contaba mi padre tantas veces de la guerra de África, y de don Benito Pérez Galdós después de aquella visita con una comisión para pedirle no sé qué... ¿Qué día empezó este viaje? ¿En qué sitio? Han pasado muchas horas sin que venga el revisor a pedirme este billete tan sobado y amarillo que en entregó mi padre. También, ahora me doy cuenta, hace mucho tiempo que el tren no ha parado en ninguna estación y parece que cada vez va más deprisa. Apenas ha anochecido y ya han encendido las luces de todos los coches. Tembloroso me asomo a la puerta. Ni veo ni oigo absolutamente a nadie. Con las manos apoyadas sobre el marco de la puerta y la cabeza baja, rezo, como no lo hacía desde niño. Ando con pasos vacilantes por el pasillo. Me asomo a los compartimientos próximos. No veo a nadie. Ni maleta. Llego al final del coche donde estaba el compartimiento de María desde que se separó. Nadie. "Y (he) comenzado a correr por los pasillos del tren de un vagón a otro y (estoy solo) y (busco) al revisor, a los mozos de tren, a algún empleado, a algún mendigo que viajara oculto bajo un asiento, y (estoy solo) y he preguntado quién conducía, quién (mueve este) horrible tren. Y no (me) ha contestado nadie, porque (estoy solo).

... Y (sigo) días y días... (desmemoriado, casi inconsciente) en el enorme tren vacío, donde no va nadie, que no conduce nadie.

Francisco García Pavón

Prestigioso ensayista, novelista y sobre todo cuentista, nació en Tomelloso (Ciudad Real) en 1919. Fue galardonado con el Premio de la Crítica, el Nadal o el Hucha de Oro, y obras suyas como "Historias de Plinio", "Cuentos republicanos", "Las hemanas coloradas" o "Los Liberales" están en lugar preferente de la historia de la literatura española.

III Premio de narraciones breves "Antonio Machado" (1979)


Sherlock... buscando pistas

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jueves, diciembre 23, 2010

La cena de Nochebuena



Quizá alguno piense que como agnóstico no tiene sentido celebrar el nacimiento del hijo de un personaje en el que uno no cree y que a todas luces es solamente ficticio. Quien piense ello estará en lo correcto.

Sin embargo ser agnóstico apático no significa que uno sea un ermitaño, necesariamente, o que no se pueda integrar a reuniones y guateques que abundan por estas fechas.

En mi caso, las cenas de noche buena al lado del "Portal de Belèn" entre familiares, amigos y anexados suelen convertirse en una mezcla de momentos de tolerancia con momentos alegres.

Me explico con unos ejemplos:

Momento de tolerancia: Contemplar a adultos que mienten a sus hijos diciéndoles que un gordo que no existe trajo los regalos esgrimiendo el argumento non sequitur de que los niños deben tener "una ilusión" para disfrutar sus regalos.

Momento alegre: Que los mocosos se olviden de Santa, de renos y duendes y hasta de sus "bienintencionados" padres cuando están abriendo sus regalos. No tengo forma de verificar ese punto pero no es nada aventurado suponer ello al ver la manera en que destrozan las envolturas.

Momento alegre: Abrazar a gente que quiero (¡juer! como si necesitara de la navidad para eso).

Momento de tolerancia: Que me abrace gente que ni conozco ni me interesa conocer (eso también es causa de bronca en los cumpleaños).

Momento de tolerancia: Zamparme dulces y potages que no preparó mi esposa o mi mamà

Momento alegre: Escaparme a casa de mi mamà  a zamparme los dulces y potages que me apartó, para luego dar cuenta de los que preparò mi esposa.

Momento alegre: Llenar mi copa con un buen vino de mi tierra y saborearlo lentamente.

Momento de tolerancia: Esperar a zamparme mi copa de vino de un trago porque alguien quiere decir "unas palabras" que, para el momentó en que la cena ya fue defecada, todo mundo olvidó.

Momento de tolerancia: Recibir de alguien que ni me conoce una prenda de vestir. (Ahora eso no me gusta. el día que decida convertirme en homeless quizá cambie de opinión).

Momento alegre: Recibir de alguien que sí me conoce lo que se le antoje regalarme (sobre todo si el regalo no más consiste en una sonrisa de promesa de darme cancha a mis hobbies en esta època navideña y proviene de la "parienta").

Momento alegre: Que todo mundo se largue a dormir.

Espero, amigos lectores, que como yo, tengan más momentos alegres durante esta nochebuena que de las otras cotidianas. Si no es así reciban mi sincero afecto y solidaridad.




Sherlock... buscando pistas


lunes, diciembre 20, 2010

La hipocresìa de la Navidad

"En esa región había pastores que pasaban la noche en el campo cuidando sus rebaños. De pronto se les presentó un ángel del Señor, y la claridad de Dios los cercó de resplandor. Y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: 'No temáis, porque os traigo una buena noticia, que será de gran gozo para todo el pueblo'" (Lucas 2:8-10)

Los últimos serán los primeros

Descendió a la tierra. Pudo haber escogido cualquier otra forma más diplomática. Pudo haber avisado a los grandes gobernantes de su venida, o haber convocado una rueda de prensa. Pero no, no lo hizo así. No llamó a los poderosos, ni a los ricos, ni a los religiosos sacerdotes.

Pero sin embargo había alguién a quién sí le interesaba avisar. Alguién tenía derecho a ser el primero en conocer la noticia.

Fueron los pastores de ovejas los primeros en ser avisados por sus mensajeros. Precisamente a los apartados de sociedad y en muchas ocasiones incluso de la religión. A Jesús no le sirve para nada la religión. Todos conocemos la solitaria tarea del pastor de ovejas, alejados, pacientes, humildes. las personas "beatas", los fariseos y sacerdotes, que se limitaban a mirar de reojo a esos desarraigados y desgraciados, solamente por que son incultos, y por lo tanto no conocen la ley, y por eso están fuera de la religión, y por eso están destinados al infierno.

¡Que manera de comportarse! Aquí Jesús dejó clara su postura en cuanto a las "prioridades". ¡Cuánto podemos aprender! No podemos imaginar cuán diferente es nuestra lista de prioridades y la lista de Jesús. No esperemos que Jesús respete nuestras prioridades, ni nuestros aprendidos ceremoniales, en la mayoría de los casos vacíos de contenido espiritual.

Para Jesús hemos construido un mundo al revés. Para El los primeros son los últimos y los últimos son los primeros; Los pequeños son grandes y los grandes son pequeños. Precisamente a estos pequeños, últimos, y extranjeros vino Jesús en primer lugar. Les trajo las buenas noticias de la Salvación.

Los tres sabios de oriente vendrían de fuera. Y Herodes, que pertenecía a la institución, conoció a a través de estos extranjeros la noticia del nacimiento del Mesías.

No fue ninguno de sus discípulos quien cargó con la cruz de Jesús, sino un extranjero, Simón de Cirene que lo ayudó en aquellas horas de amargura.

Cristo se manifestó como el Salvador a una mujer samaritana, que nisiquiera era judía, no pertenecía a la Promesa, era extranjera; pero Cristo la hizo participante de esa Promesa.

El primero a quién Jesús le prometió la vida eterna fue a un ladrón, que nunca antes lo había conocido, y que fue crucificado junto con El.
Y no son los únicos ejemplos.

¿Y nosotros dónde quedamos? Nosotros, los primeros, los privilegiados, nos veremos obligados a quitarnos de enmedio para dejar pasar a los pastores, los últimos. Puede ocurrir, incluso, que estos llegados desde fuera nos den permiso para entrar. Pero a condición de que no profanemos con nuestros inoportunos comentarios la sencillez de su liturgia, hecha de silencio y de "pequeñas cosas".


Algo no funciona

El nacimiento de los pobres, los desheredados, los últimos. Ese es el nacimiento que realmente funciona. Pero sin embargo, "mi nacimiento" esa representación de figuras que cada año coloco en mi casa no funciona. Algo le pasa, pero consigo descubrir de lo que se trata.

Todos los años cuado llega Navidad lo monto muy ilusionado. No reparo en gastos ni medios: mucho papel, figuras, nieve, casitas, musgo, luces... Todos los adelantos de la técnica para conseguir la máxima realidad en esa representación con luces y sonidos. Mis amigos y familiares que lo presencian se quedan boquiabiertos e incluso llegan a emocionarse.

Pero "mi nacimiento" no funciona bien. Me esfuerzo en añadir más colorido, más luces, más efectos, pero es inútil. Es tan real que incluso que parecen que el buey, la vaca, los camellos, las ovejitas, comen y se hacen cada vez más grandes. Incluso que la vegetación que he colocado está fresca.
Pero, ¿qué pasa con el niño? El niño, sin embargo, parece cada vez más delgado y pequeño. Presenta un aspecto lastimoso.
Yno encuentro la forma de evitarlo.

Después de un exhaustivo análisis, caigo en la cuenta de un hecho en el cual no había pensado. El problema no está en el nacimiento; el problema son factores externos. Es desagradable reconocerlo, pero al fín me ha quedado claro.

Hoy vino a verme una persona desesperada, que necesitaba desahorgase. Solamente le hacía falta un hombre amigo sobre el cual apoyarse. Pero yo lo despedí friamente, le solté algunas excusas llenas de hipocresia. Había venido en busca de un amigo, pero se marchó desconsolado, con la herida más abierta, y todo por mi culpa.
No tenía tiempo para más, estaba ocupado. Pero no era cierto.

Cuanbo estaba de camino a "mi iglesia", para asistir a "mi culto", me crucé con el pobre de siempre, el que siempre está en la misma calle pidiendo limosna. Con su habitual olor a taberna, y borracho. "Ojalá desapareciera de una vez - me repugna tanto". Para salir rapidamente de allí deposité en su mano dos monedas y salí corriendo. Llegaba tarde a "mi culto".

Esta misma tarde he ido al asilo a llevar el paquete a "mi ancianita". Pero cuando empezó a contarme por enésima vez sus batallitas y sus propias desgracias, la despaché rapidamente y me marché. Tenía mucha prisa. y la pobre quedó allí desolada, con las palabras en la boca, inmóvil, y con un paquete inútil en sus manos...

De camino a casa, me salió al encuentro esa gitana de cabellos negros brillantes, con su acostumbrado niño raquítico en los brazos. Yo tenía mis manos ocupadas cargando un sinnúmero de paquete y regalos. "No llevo dinero suelto".

Al entrar en casa fue cuando me di cuenta de que "mi nacimiento" no funcionaba. Pero lo comprendo todo. Por eso el niño adelgaza y se ve raquítico, sin color. no he sabido descrubir por las calles a Cristo en el borracho, en la gitana, en el desesperado, en la ancianita. No me daba cuenta de que tiene derecho a verlo crecer en el nacimineto solamente aquel que sabe reconocerle en sus hermanos.

Dios tiene seis mil millones de rostros. Si no sé reconocer al niño en los seis mil millones de rostros humanos, mi nacimineto seguirá siendo maravilloso, tal vez ganará el primer premio del concurso organizado en la ciudad.

Pero "no va". ¡No funciona!





Sherlock... buscando pistas




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sábado, diciembre 18, 2010

Costanza y diosito

- ¡Dios no existe... y si existe es injusto! - gritó Constanza a mitad de una clase de inglés a finales de su segundo año de primaria.

Las razones por las que mi hija, con 8 años recién cumplidos, tuvo ese exabrupto nadie más que ella me las pudo aclarar y eso es algo que sólo nos incumbe a ambos. Aquí sólo mencionaré que se armó un buen mitote con profesores y directivos, miopes y pendejos, en su escuela.

Actualmente (a muchos meses de ese incidente) cuando Constanza me platica sobre lo que alguna de sus amiguitas ,maestros o familiares le cuenta sobre diosito suele levantar sus manos para indicar que la palabra dios va entrecomillada.

Antes de que alguno sugiera crucificarme patas arriba por alentar esa conducta que parece sacrílega comento lo siguiente:

1. Constanza vive con su mamá y sus abuelos maternos. Ellos son presbiterianos y a veces la llevan a su servicio religioso en donde ella pasa algunas horas con otros niños en la escuelita dominical.

2. Constanza en muchos casos sabe la diferencia entre ficción y realidad y suele preguntarme cuando no está segura.

3. Constanza sabe aplicar una thumb rule que es útil para saber si lo que le están explicando a uno sobre un tema desconocido es o no plausible. La regla consiste en verificar si le contestan a uno un "no sé" después de hacer las suficientes preguntas que empiecen con un "por qué". Ya tiene hartas a sus maestras y a su mamá.

4. Constanza sabe que yo no creo en dios (o el ser supernatural al que el lector creyente prefiera rendir culto) por que nadie ha sido capaz de demostrar si existe o no. También sabe que el resultado de esa cuestión dejó de importarme hace tiempo.

5. Constanza se ha aburrido (y yo también) cuando, en contadas ocasiones, hemos acompañado a mi padres (que son católicos) a misa. Una vez me pidió que nos saliéramos de ahí y en otra nos entretuvimos jugando con mi PDA. Lo único que le pareció interesante fue el olor a incienso.

6. Constanza sabe que puede creer en lo que ella quiera. También sabe que estoy dispuesto a recordarle lo que yo creo. También sabe que si lo que ella cree y lo que yo creo no es lo mismo la voy a seguir amando y cuidando igual.

7. Constanza sabe distinguir entre lo que es bueno o malo. En caso de duda recurre a su mamá o a mí. Su mamá no sé a qué recurra a su vez. Yo recurro a una elemental ética humanista que intento enseñarle con base en el ejemplo.

8. Constanza se entusiasma muchísimo con las aventuras de Harry Potter y los narnios entre otras. También se entusiasma igual ante experiencias del mundo real y suele decir un ¡wow! cuando la enfrento a la explicación de esas experiencias. Como la ocasión que armamos un volcán. O cuando le puse en las manos un programa de jclic para que aprendiera a usar las regletas de Cuisenaire porque a su maestra de mate no le entendía ni madres. O la ocasión en que, después de algunas sesiones de playstation, me preguntó como hacían los juegos y la senté frente a la compu ante una herramienta de OpenGL para que se diviertera tirando a un soldado de quake al agua con base en un set muy sencillo de comandos escritos.

Esos ¡wow! hacen que me parezca irrelevante si cree o no en diosito. Y buena parte de mis esfuerzos están encaminados a promover que los siga diciendo.


Héctor Julián Coronado Cervantes. México D.F., Mexico Escéptico epiléptico.



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jueves, diciembre 16, 2010

Atlantida - La leyenda de la ciudad perdida

Atlàntida, es el nombre de una isla legendaria desaparecida en el mar. Ficciòn, realidad, fantasìa, licencia poètica, utopía, son algunos de los tèrminos que no se pueden dejar de lado a la hora de tratar el tema. A lo largo de los siglos, la Atlàntida ha permanecido en el enigma de nuestra historia. Fue retratada por el filòsofo Platòn en los Diàlogos “Timeo” y “Critias”.

La Atlàntida es una isla màgica y misteriosa, que se supone existìa “…màs allà de las columnas de Hèrcules” (lugar conocido como el estrecho de Gibraltar), y se la describe como una isla màs grande que Libia y Asia juntas.

Se la suele imaginar como una isla de enorme belleza, habitada por una civilizaciòn avanzada con abundancia de recursos, que fue devorada por el mar. Esto significò que su ubicación sea permanentemente buscada desde la màs remota antigüedad, y que se hayan conjeturado infinidad de hipótesis sobre su real existencia.

Platòn, relata que la Atlàntida habrìa desaparecido unos 9000 años antes de su època. Segùn èl, al repartirse la Tierra, a Poseidón -Dios del Mar y hermano de Zeus-, le correspondiò, entre otras, la regiòn en la que se desarrollarìa la Atlàntida. Poseidón se enamora de una humana -Clito, hija de Evenor, el primer atlante, nacido del suelo-. Era tal su amor por Clito que para protegerla creò tres anillos de agua y levantò montañas alrededor de la tierra donde vivìa, dando asì origen a la legendaria isla.

Poseidón y Clito tuvieron diez hijos. Al primogènito, Atlas o Atlante, le fue conferida la màxima autoridad sobre la isla, y sus hermanos se repartieron las tierras en reinados iguales. La civilización que se desarrollò en la isla llamò a su tierra Atlàntida, en honor a Atlas y al mar que la rodeaba.

Siguiendo el relato de Platòn, la superioridad cultural de los atlantes entrò en decadencia al alejarse las generaciones de la sangre divina de Poseidón, comenzando entonces a florecer sentimientos innobles. Los atlantes dominaron toda la regiòn, hasta que al tratar de conquistar a los atenienses obtuvieron su gran derrota. Zeus, al observar el deterioro de una civilización que habìa sido ejemplar gozando de toda la abundancia, convocò a los demàs dioses para decidir el castigo que caerìa sobre la isla. Aunque el relato se interrumpe en esta parte, se cree que el castigo de Zeus habrìa sido “hundir la isla en un dìa y una noche en un gran cataclismo de maremotos y erupciones volcànicas”.

Como en la regiòn del Mediterràneo no exiten rastros de una civilización que se identifique con el relato de Platòn, se han ido elaborando distintas teorìas sobre la supuesta existencia de la Atlàntida, ubicàndola en diferentes coordenadas del planeta, que van desde Sudamèrica hasta la regiòn del Norte de Europa.

Tampoco han faltado teorìas “esotèricas” que conciben a los atlantes como una civilización elevadamente avanzada para la època que llegò a dominar la fìsica nuclear y desapareciò tras una explosión atòmica.

Otras versiones sostienen que la Atlantida existiò en lo que hoy serìa el sitio conocido como “El Triàngulo de las Bemudas”, y que en el fondo del océano habrìa una esfera magnètica (desarrollada por los atlantes), responsable de los misteriosos acontecimientos que ocurren en esa zona. Esa esfera magnètica, serìa, a su vez, la causa del hundimiento de la isla.

Entre las teorìas cientìficas que trataron de explicar la leyenda de la Atlàntida, se encuentra la que identifica a los atlantes con los desaparecidos Tartessios, civilización originaria de la península ibèrica.

La teoría màs aceptada al presente señala que la civilización a la que se refiere Platòn, estarìa inspirada, en gran parte, en la isla de Creta y la civilización minoica, y se cree que el filòsofo en su relato habrìa cometido algunas licencias literarias, para fortalecer el mensaje que queria transmitir.

Mas allà de las hipótesis sobre la Atlantida, y la fascinaciòn que sigue provocando hasta hoy en dìa, lo cierto es que constituye uno de los grandes misterios en la historia de la civilización y de la humanidad.

Los interrogantes que hasta el presente se han planteado a su respecto, no han tenido aùn explicaciones categòricas o comprobables.

Tal vez, la leyenda de la Atlàntida, sea uno màs de los grandes enigmas del universo de los que nunca podremos conocer la verdadera respuesta…


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martes, diciembre 14, 2010

Lo que está en juego con la "Memoria Histórica"

Garzón, un verdadero/falso combate

Desde hace algun tiempo y más de treinta años después de haber muerto Franco, estamos asistiendo a una insólita movilización cívica, tanto en España como en Europa, de apoyo al juez que el Tribunal Supremo quiere inculpar por haber abierto y cerrado una causa que pretendía hacer justicia a las víctimas de la represión franquista. Pero, aunque esta movilización esté plenamente justificada, tanto desde el punto de vista ético como político, ella puede perjudicar la causa por la que luchan desde hace mucho tiempo las familias de las víctimas del franquismo: la plena rehabilitación moral, política y judicial de cuantos sufrieron la brutal represión instaurada por ese régimen fascista durante cuarenta años. Y puede ser así porque esta movilización se está centrando exclusivamente en la batalla judicial en defensa del juez Baltazar Garzón, olvidando el combate por la anulación de las sentencias pronunciadas por los tribunales represivos de la dictadura franquista. Esta vergüenza, este deshonor de una Democracia que continua -¡treinta y dos años después de haber promulgado su primera Constitución democrática posfranquista!- a validar las sentencias pronunciadas por la «Justicia» de la Dictadura contra cuantos lucharon para hacer posibles las libertades que hoy son constitucionales.
Ciertamente, el riesgo no es sólo el cese de esta movilización una vez terminado el caso Garzón sino que ella contribuya a hacer recaer exclusivamente sobre los jueces la responsabilidad de esta vergüenza y este deshonor. Una responsabilidad que incumbe sobretodo al Gobierno y a los Partidos con representación parlamentaria; puesto que es el poder legislativo el que promulga las leyes y no el poder judicial -los jueces debiendo sólo interpretarlas y aplicarlas.
Es pues el poder legislativo, compuesto por el Gobierno, los senadores y los diputados, el que tiene la responsabilidad de esta ignominia histórica y la potestad para ponerle fin. Ignominia que los Partidos políticos han permitido, par cobardía moral y política, de existir y perpetuarse… La prueba: no es únicamente la Ley (pre constitucional) de amnistía de 1977 que es invocada por la Justicia actual para rechazar la anulación de las sentencias franquistas o para no investigar los crímenes del franquismo, sino también la Ley de Memoria Histórica aprobada a finales de 2007. Esa Ley, cobarde e injusta, que no sólo no se atreve a rehabilitar a las víctimas del franquismo sino que, además, las divide escandalosamente en dos categorías al establecer una infame discriminación entre ellas: unas con derecho a una reparación económica casi catorce veces superior a las otras !
Imposible olvidar también que, después de la promulgación de la Ley de amnistía de 1977 y la aprobación de la Constitución en 1978, se han sucedido varios gobiernos (e inclusive dos gobiernos socialistas que han gobernado durante varios mandatos cada uno) sin que ninguno de ellos haya osado rehabilitar plenamente a las víctimas del franquismo. Lo mismo puede pasar ahora si nos focalizamos en el combate judicial provocado por Garzón o en el trámite parlamentario para anular o revisar la Ley de amnistía de 1977; pues en los dos casos hay el riesgo de que pase el tiempo y la anulación de las sentencias franquistas quede olvidada una vez más. Annulación que podría ser pronunciada ya si el Gobierno socialista o la mayoría parlamentaria actual lo quisiera; pues esto depende exclusivamente de su voluntad de hacerlo... Voluntad de atacarse a un tabú de la Transición, como lo hicieron los Diputados el 20 de noviembre de 2002, cuando condenaron a la unanimidad el golpe militar de 1936, o el 26 de diciembre de 2007, cuando la mayoría de ellos aprobó la Ley llamada de Memoria Histórica que declara «ilegítimos» los tribunales represivos franquistas e «ilegítimas» sus sentencias.
Cómo pues no preguntarse el por qué hoy no cambian esa ley para que ella declare esos tribunales y sus sentencias nulos y nulas además de «ilegítimos» e «ilegítimas» en Derecho. ¿Por qué, después de tantos años de excusas y tergiversaciones, no lo osan o no quieren hacerlo?
El precio de la «transición» a la Democracia...
Es verdad que la «transición» a la Democracia no pudo hacerse que a condición de renunciar, los antifranquistas, a la ruptura institucional con la Dictadura, puesto que el antifranquismo había sido incapaz de abatir la dictadura. Y que, en consecuencia, en ese momento no estaba en posición de fuerza para reclamar la restauración de la República y oponerse a la continuidad de las instituciones del Estado franquista y de los poderes fácticos. Impotencia que explica todo lo que ha seguido desde entonces hasta el día de hoy.
Se puede pensar y decir lo que se quiera sobre el precio pagado para tener derecho a la Democracia que tenemos, pero la realidad es que la mayoría del pueblo español aceptó, sea por miedo o por interés, que elle sea lo que ella ha sido desde que esa mayoría la aprobó, en 1978, al aprobar la Constitución que define sus principios y prescribe su funcionamiento, y que nada dice del pasado ni manifieste voluntad alguna de querer mirarlo...
Entonces, cuando una gran parte de los españoles vota por los dos partidos comprometidos en este statu quo constitucional e institucional, ¿cómo esperar que los núcleos dirigentes de esos Partidos acepten de meterlo en causa? Porque, en efecto, la investigación judicial de los crímenes franquistas implicaría, necesariamente, poner en causa el espíritu «de paz y concordia» impuesto, por los «vencedores» a los «vencidos» de la Guerra Civil, con fondo de ruido de sables para que la llegada de la «Democracia» fuese posible. Espíritu que obligaba a los «vencidos» a olvidar las «atrocidades de la Guerra Civil» y a resignarse a la impunidad de los crímenes franquistas. ¿Cómo, pues, pretender, más de treinta años después de la desaparición de la Dictadura, poner fin a la impunidad que se les ha reconocido a los ex franquistas durante todos esos años, y, en ocasiones, hasta la honorabilidad que se les ha testimoniado al mostrarse públicamente con ellos? Es demasiado tarde para ello y, moralmente, muy poco digno exigirlo ahora para enmendarse de no haberlo exigido antes, después de tantos años de resignación y silencio! En todo caso, no deberíamos olvidar que justicia no debe confundirse con venganza y que el rechazar ésta es lo que nos diferencia de los fascistas.
La verdadera justicia para las víctimas del franquismo
Lo que les víctimas de la represión franquista merecen, desde hace mucho tiempo, es la plena rehabilitación moral, política y judicial. Y es una infamia que estén obligadas de esperarla aún, después de más de treinta años de esta Democracia lograda -según nos dicen- gracias al espíritu de «reconciliación»... De ahí nuestro deber de movilizarnos para que ellas tengan derecho a esa rehabilitación plena que hasta ahora sólo parcialmente se les ha reconocido. Pues ni siquiera las condenas a muerte emblemáticas del presidente Lluis Companys y del poeta Miguel Hernández han sido anuladas, pese a las promesas hechas a sus familiares desde la propia presidencia del Gobierno.
A las víctimas del franquismo les debemos esto y por ello debemos denunciar a todos los que, por cobardía política y moral, tienen la responsabilidad de que esta Democracia continúe con el deshonor de validar las sentencias de los tribunales represivos de la dictadura franquista. Y más ahora, cuando el Gobierno y el Partido socialista utilizan el caso Garzón para hacer olvidar su responsabilidad en ese deshonor e incitar, a las asociaciones de víctimas del franquismo, a atascarse en el terreno judicial, para ellos ganar tiempo, cansar y desanimar a cuantos se movilizan hoy, y así mantener, cueste lo que cueste, esa infame Ley de «Memoria Histórica».
Es pues importante no equivocarse de combate, y más en este momento, cuando hay tantos que, por el eco mediático del caso Garzón, se despiertan ahora creyendo aportar su apoyo a las víctimas del franquismo a través la defensa del juez de la Audiencia Nacional -la heredera del célebre TOP (Tribunal d’Ordre Public) durante el franquismo. Pues, aunque las circunstancias nos obliguen a tratar de impedir que la acusación presentada contra Garzón por organizaciones fascistas consiga su objetivo, es necesario acabar con este falso combate y movilizarse, por fin, para anular las sentencias franquistas y obtener así la definitiva rehabilitación moral, política y judicial de las víctimas del franquismo. No sólo por deber de justicia sino también por deber de memoria y así poner fin a la amnesia institucional sobre la Guerra Civil, la Dictadura y los compromisos de la Transición.

Octavio Alberola

Biografía: Octavio Alberola, Alaior, Menorca, 1928, ha sido un destacado militante en la lucha antifranquista. Coordinó el organismo llamado Defensa Interior (DI), un grupo secreto formado en 1962, por acuerdo de la CNT, la FAI y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias para reactivar la lucha contra el régimen del general Franco. En concreto, la hipótesis sobre la que se desarrolló la labor de DI es que la muerte de Franco traería irremediablemente un cambio politico.Actualmente trabaja en proyectos de recuperación de la memoria historica.


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lunes, diciembre 13, 2010

La insurrección que llega

Lectura de la insurrección que llega en Nueva York

 Este libro está firmado por un colectivo imaginario. Sus redactores no son los autores. Se han contentado con poner un poco de orden en los lugares comunes de la época, en lo que se murmura en las mesas de los bares, tras las puertas cerradas de los dormitorios. No hacen sino fijar las verdades necesarias, aquellas por las que el rechazo universal llena los hospitales psiquiátricos y las miradas de pena. El privilegio de las circunstancias radicales es que la precisión lleva en buena lógica a la revolución. Basta con hablar de lo que tenemos ante nuestros ojos y de no eludir la consecuencia.


     Bajo cualquier ángulo desde el que se observe, el presente no tiene salida. No es la menor de sus cualidades. A quienes quisieran permanecer en la esperanza a toda costa, les retira cualquier apoyo. Aquellos que pretenden impedir las soluciones son desmentidos al momento. Es una cosa sabida que todo no puede sino ir de mal en peor. “El futuro no tiene porvenir” es la sabiduría de una época en la que se ha llegado, bajo sus aires de extrema normalidad, al nivel de consciencia de los primeros punks.


     La esfera de la representación política se cierra. De izquierda a derecha, es la misma nada que adopta las poses perrunas o los aires de virgen, las mismas cabezas de góndola que encadenan sus discursos tras los últimos hallazgos del servicio de comunicación. Aquellos que todavía votan dan la impresión de no tener otra intención que la de hacer saltar las urnas a fuerza de votar como pura protesta. Se comienza a adivinar que es contra el voto mismo por lo que se continua votando. Nada de lo que se presenta está, ni de lejos, a la altura de la situación. Incluso en su silencio, la propia población parece infinitamente más adulta que todos los títeres que se pelean por gobernarla. No importa que el chibani de Belleville sea más prudente en sus palabras que ninguno de los que se dicen nuestros dirigentes en sus declaraciones. La tapa de la marmita social se vuelve a cerrar con una triple vuelta mientras en su interior la presión no deja de aumentar. Salido de Argentina, el espectro de ¡Que se vayan todos! comienza a acosar seriamente las cabezas dirigentes.

     El incendio de noviembre de 2005 no ha terminado de proyectar su sombra sobre todas las conciencias. Estos primeros focos son el bautismo de una década llena de promesas. El cuento mediático de los "suburbios contra la República", si bien no carece de eficacia, falta a la verdad. Los incendiarios han tomado hasta el centro de las ciudades, que fueron metódicamente acalladas. Calles enteras de Barcelona han ardido en solidaridad, sin que nadie más que sus habitantes lo sepa. Y tampoco es verdad que el país haya dejado de arder desde entonces. Entre los inculpados se encuentran toda clase de perfiles que sólo se unifican por el odio a la sociedad existente, y no por la pertenencia de clase, de raza o de barrio. Lo inédito no reside en una “revuelta de los suburbios” que ya no era novedoso en 1980, sino en la ruptura con las formas establecidas. Los asaltantes no escuchan a nadie, ni a sus hermanos mayores ni a la asociación local que debería gestionar el retorno a la normalidad. Ningún SOS Racismo podrá hundir sus cancerosas raíces en este acontecimiento, al que sólo la fatiga, la falsificación y la omertà mediáticas han podido poner un fin. Toda esta serie de golpes nocturnos, de ataques anónimos, de destrucciones sin rodeos ha tenido el mérito de abrir al máximo la grieta entre la política y lo político. Nadie puede honestamente negar la carga evidente de este asalto que no formula ninguna reivindicación, ningún otro mensaje más que la amenaza; que no había que hacer la política. Hay que estar ciego para no ver lo que hay de puramente político en esta resuelta negación de la política; o nadie conoce los movimientos autónomos de los jóvenes desde hace treinta años. Los niños perdidos han quemado los fetiches favoritos de una sociedad que no merece más consideración que los monumentos de París al final de la Semana sangrienta, y que lo sabe.

     No habrá solución social a la presente situación. En principio porque el vago agregado de medios, de instituciones y de burbujas individuales al que se llama por antífrasis sociedad no tiene consistencia, y a continuación porque no existe lenguaje para la experiencia común. Y no se comparten las riquezas si no se comparte un lenguaje. Hizo falta medio siglo de lucha en torno a las Luces para forjar la posibilidad de la Revolución francesa, y un siglo de lucha sobre el trabajo para parir el temible Estado providencia. Las luchas crean el lenguaje en el que se dice el nuevo orden. Nada parecido existe hoy en día. Europa es un continente arruinado que va a hacer a escondidas sus compras a Lidl y viaja en low cost para poder hacerlo todavía. Ninguno de los “problemas” que se formulan en el lenguaje social admite solución. El “problema de los jubilados”, el de la “precariedad”, los “jóvenes” y su “violencia” no pueden sino quedar en suspenso, mientras se gestionan soluciones policiales que siempre son más sobrecogedoras que lo que esconden. No se llegará más que a engañar por un mezquino precio a los ancianos abandonados de sí mismos y sin nada que decir. Los que han encontrado menor humillación y mayores beneficios en las vías criminales que en el mantenimiento de las apariencias no rendirán sus armas, y la prisión no les inculcará el amor a la sociedad. La pasión por disfrutar de las hordas de jubilados no soportará intacta las sombrías podas de sus rentas mensuales, y esto no puede sino aumentar más aún ante el rechazo al trabajo de una gran parte de a juventud. Para concluir, ningún beneficio sobrevenido acordado al día siguiente de un cuasi-levantamiento sentara las bases de un nuevo New Deal, de un nuevo pacto, de una nueva paz. El sentimiento social para este propósito se ha evaporado.

     Como solución, la presión para que nada se pase, y con ella la organización policial del territorio, no van a parar de acentuarse. El avión de reconocimiento que, por la propia confesión de la policía, ha sobrevolado el último 14 de julio el Seine-Saint-Denis dibuja el futuro en colores más reales que todas las brumas humanistas. Que se haya tomado el cuidado de precisar que no estaba armado enuncia muy claramente el camino en el que estamos atrapados. El territorio será troceado en zonas cada vez más aisladas. Las autopistas construidas en los bordes de un “barrio sensible” levantan un muro invisible construido expresamente para separarle de las zonas residenciales. Piensen lo que piensen las nobles almas republicanas, la gestión de los barrios “por comunidad” es notablemente la más operativa. Las partes puramente metropolitanas del territorio, los principales centros urbanos, mantendrán en una deconstrucción cada vez más retorcida, cada vez más sofisticada, cada vez más resplandeciente, su lujosa vida. Ellas iluminarán todo el planeta con su luz de burdel, dependientes de las patrullas de la BAC, de las compañías privadas de seguridad, resumiendo: las milicias, se multiplicarán hasta el infinito para proporcionar una cobertura legal cada vez más desvergonzada.

     El camino sin salida del presente, perceptible por todas partes, es negado en todas partes. Nunca serán empleados tantos psicólogos, sociólogos y literatos, cada uno según su jerga especial en la que la conclusión es particularmente fallida. Bastará con escuchar los cantos de la época, las chispas de la “nueva canción francesa” en los que la pequeña burguesía diseca sus estados de ánimo y las declaraciones de guerra de la mafia K´1Fry, para saber que cierta coexistencia cesará pronto, que una decisión está próxima.


La fabrique editions
París. Marzo 2007


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domingo, diciembre 12, 2010

“The Grand Design” el último libro de Stephen Hawking

Un libro que nos presenta una nueva imagen del universo, y de nuestro lugar en él, muy distinta de la tradicional e, incluso, de la imagen que el propio Hawking nos había proporcionado, hace ya más de veinte años, en su gran libro Historia del tiempo. En él el gran físico nos explicaba de dónde procedía el universo y hacia dónde se encaminaba, pero aún no podía dar respuesta a importantes preguntas: ¿por qué existe el universo?, ¿por qué existimos nosotros?, ¿necesita el universo un creador? En los últimos años, el desarrollo de la teoría 'M' (en realidad toda una familia de teorías enlazadas sobre física cuántica) y las recientes observaciones realizadas por los satélites de la NASA, nos permiten ya enfrentarnos a la pregunta fundamental: la Cuestión Última de la Vida, el Universo y el Todo. Si esta teoría última es verificada por la observación científica, habremos culminado una búsqueda que se remonta a hace más de tres mil años: habremos hallado el Gran Diseño.

Que hablen de tí, aunque sea mal, pero que hablen,” es la máxima que la mayoría de los editores les recomiendan a los autores que editan. Stephen Hawking lo sabe y lo sabe aprovechar bien. Ya he leído su último libro, “The Grand Design” (no confundir con “The Great Design” de Robet K. Adair), gracias a una copia ”pirata” descargada de la web. El libro se lee fácil, sin fórmulas matemáticas, Hawking argumenta que la Teoría M, la versión más desarrollada, pero aún incompleta, de la teoría de cuerdas es su candidata a teoría última sobre la realidad. El libro ha generado bastante polémica (no entraré en ella). Permitidme que os haga un resumen/comentario del libro. Los que gusten de otras fuentes, a mí me han gustado los comentarios de Peter Woit, “Hawking Gives Up,” Not Even Wrong, September 7th, 2010, y los de Roger Penrose, “Review of “The Grand Design”,” FT.com, September 4 2010.

Para Hawking, la teoría M no es una teoría, sino una familia de teorías, que muestran desde diferentes prismas la misma realidad, la realidad. Igual que un mapa de Mercator muestra la Tierra deformada, cada una de estas teorías nos da una visión diferente de la realidad, destacando diferentes aspectos, pero coincidiendo en el fondo, un fondo común a todas ellas que es la propia realidad. La teoría M predice que un gran número de universos han sido creados a partir de la nada, una creación que no requiere ningún ser sobrenatural o Dios (que aparece mencionado en el libro unas diez veces). Estos múltiples universos surgen de forma natural a partir de las leyes físicas, son una predicción científica. Cada universo evoluciona en múltiples historias (en el sentido de Hugh Everett) y todos sus posibles estados se dan en alguna de estas historias. Solo algunos universos permiten la existencia de la vida. Solo algunas historias en cada universo permiten la existencia de los seres humanos. El principio antrópico nos hace, en cierto sentido, creadores del universo.

Hawking recorre la historia del conocimiento científico sobre qué es la realidad, empezando por los vinkingos, pasando por los griegos, los cristianos, Kepler, Galileo, Descartes, Newton y Laplace. ¿Existe el libre albedrío? ¿Determinan las leyes que rigen el universo nuestro comportamiento? La física, la metafísica, la filosofía, la película The Matrix y la web Second Lifenos hacen dudar de que haya un concepto de realidad último, independiente de la teoría o del modelo utilizado. “The Grand Design” aboga por una interpretación de la realidad dependiente del modelo muy en la línea de la física/ciencia contemporánea. Un modelo de la realidad debe ser elegante, debe contener pocos parámetros arbitrarios o ajustables, debe explicar todas las observaciones que existan, y debe realizar predicciones detalladas para las futuras observaciones que puedan ser refutadas si el modelo no se confirma. El modelo estándar de las partículas elementales, por ejemplo, no es una teoría elegante, según Hawking, pero la teoría M sí que lo es. Aunque Hawking no dice por qué lo cree así.

l capítulo cuarto trata de sintetizar las ideas que subyacen a la mecánica cuántica siguiendo la senda de la formulación de integrales de camino de Richard Feynman. La discusión del experimento de la doble rendija de Clinton Davisson y Lester Germer (1927) utilizando un jugador de fútbol resulta curiosa. En la versión cuántica el jugador dispara buckybolas, moléculas con 60 carbonos dispuestas a modo de balón de fútbol. La discusión sobre las implicaciones de la mecánica cuántica es siempre difícil y Hawking no se moja mucho. Menciona de pasada muchos conceptos complejos, como los experimentos de elección retardada o la ecuación cuántica de Wheeler para el universo, pero sin entrar en explicaciones. Quizás será en aras a una exposición ágil que no desvíe la atención del lector. Por cierto, el libro está bien ilustrado con gráficos en 3D, pero no tan profusamente como “El Universo en una Cáscara de Nuez.” Me ha gustado la selección de ilustraciones de Sidney Harris (aunque todas sean muy conocidas).


“Lo más incomprensible sobre el universo es que sea comprensible.” Albert Einstein.

En la búsqueda de una teoría de todo, Hawking nos recuerda que la idea del experimento de Michelson-Morley fue de James Clerk Maxwell, las ideas básicas de la relatividad, las cuatros fuerzas fundamentales, los diagramas de Feynman y las ideas básicas sobre el modelo estándar. La discusión avanza rápido hasta alcanzar la teoría de cuerdas (en 10D) y la teoría M (en 11D), que no se explican en el libro más allá de algunas ideas sueltas. Su relación mutua no quedará nada clara al lector que ya no la conozca. Según Hawking la teoría M describe 10500 universos posibles. El capítulo 6 repasa el origen del universo muy en la línea de “La Historia del Tiempo.”

El último capítulo trata de explicar el por qué de la teoría M y empieza con preguntas tan generales como ¿por qué hay algo y no hay nada? ¿Por qué existimos? ¿Por qué las leyes físicas son las que son y no otras? Preguntas que le llevan a mencionar a Dios en reiteradas ocasiones y a discutir el “Juego de la Vida” de John Conway. Según Hawking la complejidad en el universo (como la vida inteligente) emerge de las leyes físicas sencillas que lo rigen, cual ciertos comportamientos complicados (desde nuestro punto de vista) emergen en el juego de Conway a partir de reglas muy sencillas.

El libro acaba y te deja un cierto sabor extraño en la boca. Un regusto a poco. Me ha parecido un libro con muy poca substancia. Quizás esperaba más. No sé. Afirmar que la teoría de todo, el santo grial de la física, es la teoría M no requiere un libro escrito en colaboración con el famoso escritor científico Leonard Mlodinow. No sé, me hubiera gustado que Stephen Hawking se mojara más. Que tratara de explicar a un público general qué es la teoría M. Quizás, incluso si quisiera haberlo hecho, no podría, ya que nadie sabe qué es la teoría M más allá de unas ideas muy vagas.




Sherlock... buscando pistas

jueves, diciembre 09, 2010

Cristina Antòn, "versión de una controladora aérea maleducada."

Porque me estáis escribiendo cosas de flipar:
Anónimo dice que no se lo cree, me parece cojonudo. Es lo que hay. En lugar de leer los periódicos pagados por el gobierno lee el Boletín Oficial del Estado, ahí está todo y luego decides lo que te crees y lo que no.
Otro dice que vivimos en un estado de derecho. Pues va a ser que no. El primer decreto ley que nos cascaron anuló nuestro derecho a la negociación colectiva violando la Constitución. Pues ahí está.
Me abren dos expedientes disciplinarios por escribir una mariconada de blog. Tengo dos juicios pendientes, que cada cosa que vosotros tenéis por ley yo tengo que ganarla en los tribunales y eso si tengo suerte, que si no me jodo, porque soy controladora y no se me aplica ni de coña la misma justicia que a vosotros lo creáis o no.
Mis huelgas las pactan sindicatos en los que no hay ni un controlador y me nombran servicios mínimos del 120%. Si eso es tener derecho a la huelga que baje dios y lo vea.
Ponemos a la opinión pública en nuestra contra: mentira, siempre lo ha estado porque nadie se ha molestado en escuchar los argumentos y datos que llevamos dando un año. Sólo oyeron 360.000 y no pasaron de ahí.
¿Para qué cojones creéis que nos han cascado tres decretazos y una orden ministerial?
En el primero nos ampliaron la jornada por el morro en seiscientas horas al año, que está de puta madre.
Nos crujieron el sueldo y resulta que todos sabéis lo que yo gano porque lo dicen en la tele. Pues tampoco es verdad ni por los cojones. No gano 200.000 euros al año por mucho que diga el ministro. Ni eso ni la mitad.
Si os molestaseis en mirar mejor, veríais que hace nada la directora de navegación aérea se soltó el moño diciendo que pedíamos más dinero saliendo de una reunión de la que existe un acta en la que no figura semejante petición. Un juez la obliga a retractarse, pero vosotros sólo oís lo que os da la gana. Y somos los malos para variar. Y de éstas hay mil.
Hemos presentado cientos de demandas por incidentes de seguridad, por irregularidades de todos los calibres. Van a parar al fondo de un cajón. Estamos recurriendo a tribunales europeos porque lo de España es el coño de la Bernarda.
En el segundo decretazo nos quitaron los descansos y se concedieron barra libre para ponernos a currar como animales y nos obligan a estar disponibles 365 días al año, 24 horas al día. Esto se lo comento a los médicos que me dicen gilipolleces, que ninguno curra todos los días.
Me obligaron a trabajar doscientas horas al mes a turnos de mañana, tarde y noche. Y para el subnormal que dice que trabajo como todo el mundo 40 horas a la semana, eso son 160. O sea, que yo trabajo el equivalente a cinco semanas en un mes de cuatro, cuando por ser trabajo a turnos debería currar bastante menos.
Al que le salga de los huevos que se lea cualquier estudio del efecto del trabajo a turnos sobre el organismo. La mitad de los que me ponéis a caldo dormís mal dos días y estáis hechos una mierda. Yo llevo haciendo turnos sin rechistar catorce putos años, así que no me jodáis.
Y es muy fácil imaginar mi curro desde vuestros sofás, durmiendo ocho horitas cada noche. Si venís a currar conmigo a turnos un mes en una semana no podéis con vuestros huevos.
No somos controladores suficientes, y es lo que hay. No damos abasto coño. No os queréis enterar. Nos exigís currar todos los días para tener vuestros putos puentes y vuestras putas vacaciones. ¿Dónde cojones dice que seamos vuestros esclavos? ¿Por qué vosotros tenéis todos los derechos del mundo y nosotros NINGUNO?
A pesar de que nos aumentaron un huevo las horas, como los de AENA son unos inútiles nos hicieron currar como putas en verano y se quedaron sin sus propias putas horas. Y yo no puedo trabajar por encima de lo que estipula la ley porque me meten en la cárcel.
Solución: otro decretazo, el de hoy, que hace desaparecer vacaciones, bajas, permisos, reducciones de jornada por maternidad etc y así salen horas por un tubo. Y con efecto retroactivo, que ya es para cagarse.
Vuestro puente de puta madre, y yo curro dieciséis meses al año.
Me decís que pobrecitos vuestros parientes, que no podéis ir a verlos. Yo he tenido UN fin de semana libre en nueve putos meses. Han operado a mi madre tres veces y la he visto cinco días.
Y os atrevéis a decirme que vuestras familias son más importantes que la mía.
Y ahora viene la mierda de los militares. Somos dos mil civiles, y no hay ni doscientos controladores militares aprovechables para hacer nuestro trabajo. Controlar no es conducir, y para que un militar haga mi curro tiene que saberse mi espacio aéreo, mis procedimientos, la geografía de mi zona de pe a pa. O sea, que necesita un par de mesecitos o más. Sin contar con que yo muevo sesenta aviones a la hora y ellos no pillan ni la cuarta parte. Por no decir que van tiesos de inglés para vuelos comerciales.
O lo de que me hacen a mí militar por sus cojones. A mí y a su puta madre, porque en ese preciso instante le clavo al militar mi contrato en el fusilito y que se enchufe él. Lo que me faltaba ya para el duro.
¿Es seguro volar con control militar? Cuando hayan recibido la formación correspondiente lo será. Ahora mismo ni de coña.
El que quiera ser un esclavo que lo sea, no me contéis que vuestros curros son peores, espabilad y luchad en lugar de lloriquear, pero yo defiendo el último derecho que me queda, que es el de pelear por recuperar mis derechos (lo que vosotros llamáis privilegios, que manda huevos) y mi dignidad profesional y personal.
Y si lo consigo bien y si no me largo del curro. Haceos controladores vosotros y así os curráis los puentes unos a otros y tan ricamente. Os va a encantar.
Mola que sólo a una persona le haya llamado la atención que en todo este tiempo no se haya oído a los controladores. No nos dejan hablar en la tele ni salir en los periódicos porque al Gobierno no le interesa que se conozca nuestra versión. Sólo tenéis la suya.
Y no sé de dónde coño os sacáis todos el derecho a juzgarme, condenarme e insultarme si ni sabéis lo que hago ni quién coño soy.
Ya os vale a todos. Le pido al cielo de rodillas que agún día os caiga encima toda la mierda que me está cayendo y que me estáis soltando a mí. Ese día hablaremos de tú a tú y ya veréis qué bien nos entendemos.

Fuente y autora:
Cristina Antón (Controladora aérea)
Enlace artículo:
http://controladoresareosyotrashierbas.blogspot.com/2010/12/ver-si-nos-entendemos.html



Comentarios en Insurgente.org
http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=5459:version-de-cristina-anton-controladora-aerea&catid=139:estado-espanol&Itemid=338

Alguno de esos comentarios.
0#222 José 09-12-2010 12:48
33 años a turnos, muchos de ellos sin número tope de horas, dos años sin vacaciones (No remuneradas) por falta de personal, frio, sueño, falta de material, te juegas la vida (no la de los demás), se comenzaron a pagar las hh.ee. ¿A cuánto? A 500 pesetas, luego a 5 euros.

Si un trabajo no te gusta te vas a otro. Pero lo cómodo es estar donde se te paga estupendamente y tienes una serie de privilegios que otros trabajadores no gozan ¿Verdad?

Lo dicho, 33 años, y mi nómina no llega a 1.500 euros. Aún así jamás se me pasaría por la cabeza dejar tirados a los ciudadanos.

Hay muchos cauces para solucionar un conflicto laboral. Habéis elegido el más repugnante (Lo siento, pero así lo creo).

Por cierto, tenemos un idioma riquísimo en adjetivos, no uses más esos, te rebajan totalmente.

Fdo.: Un G.C.
0#221 Isabel 09-12-2010 11:48
En respuesta al escrito de Cristina Antón en su blog.

*Si AENA no tuviera que pagar sueldos astronómicos probablemente sus tasas bajarían, así que no creo que sea tan cierto que no paguemos los usuarios. Dices que "quien no viaja no paga"...pues sí que está bueno eso, espero que no lo apliquen los médicos y pase a ser "quien no se opere no paga" o "quien no vaya a la consulta no paga", porque buenos andaríamos. ¿Que no es lo mismo? Claro que no es lo mismo la salud que viajar, pude ser un símil desproporcionad o, pero viajar, sin ser una necesidad básica en casi todos los casos, tampoco es precisamente un lujo, mucho menos para los que vivimos en islas, deberías saberlo. Vivo en Tenerife pero soy de Lanzarote, y si no pillo un bintazo o una mini, pago más de 100 euros sobre todo cuando tengo que ir inesperadamente a mi casa, y ha ocurrido varias veces. 
Que el Hola le pague una burrada a un famosillo por contar su intimidad, pues vale, ahí sí valdría el ejemplo porque yo, como no compro la revista, no pago, pero mi vida no cambia si no me puedo comprar una revista.

*No es lo mismo que un médico se vaya a mitad de una operación. Vale, cierto, tienes toda la razón, ustedes no dejaron los aviones sin control en el aire, pero no lo dejes ahí, busca otra comparación: es como si los médicos se pusieran de baja de golpe y dejaran de pasar consulta y operar durante varios días. ¿Que en el caso de ustedes sólo fue un día? Claro, porque vino el ejército, que si no ya me habría gustado ver hasta dónde llegan... Miento, no me habría gustado verlo.

No me meto a quitarles razones para estar enfadados, pero reitero, aunque te canses de leerlo, que no es la manera, que se les fue de las manos, y que por muchas razones que tengan no se puede tener una respuesta tan desproporcionad a, en época de crisis han perjudicado económicamente al turismo, personalmente a miles y miles de personas...pero qué se creen? Que no es parar el tráfico en Marid durante uas horas, que es algo muy muy grave, ¿y aún se quejan de que les manden a los militares? Lo siento, pero creo que no son conscientes, están tan cegados con su problema que les da igual todo, caiga quien caiga. El gobierno tiene la obligación de no permitirlo.

Y como has decidido hacer de éste un blog privado sólo para que te hagan cariñitos, seguramente no publicarás esto, pero bueno, hay más espacios en internet que sí respetan la libertad de expresión y donde me permiten dar mi opinión, no tengo por qué seguir leyéndote, lo hacía simplemente porque me gusta escuchar a todas las partes, que no se diga... y repito que estoy convencida de que en muchas cosas tienen razón, pero así no, bonita, así no.

Saludos a los lectores de una usuaria atrapada en Tenerife.
+1#219 Elisenda Martí P. 09-12-2010 00:51
Estos últimos días me he acercado al Blog de la Sra. Cristina Antón. ¡Dios, cuánta mala educación y prepotencia! Muy altanera ella, nos pregunta en una carta enviada a El País: "¿Por qué nadie dice que Hacienda nos retiene un 40% de todo ese dinero que se supone que ganamos y que lo sigue haciendo en el mismo porcentaje a pesar de habernos bajado el sueldo un 70%? 
Señora, es elemental. porque su sueldo seguirá estando en el tramo de las rentas más altas, a pesar de bajarle tanto porcentaje. ¡Cuánta farsa! 
Se pregunta ella, "¿Cómo organizo mi vida si me programan los turnos con una semana de antelación y me pueden nombrar servicios forzosos cualquier día del año? Es que no puedo ni concertar una cita con un médico ni comprar un billete de avión para ir a ver a mi familia." Bueno, pero tiene tiempo suficiente para dedicarlo a su Blog y despacharse por internet en todas las vías que le sea posible. 
Otra pregunta curiosa que se hace, "¿Por qué de pronto me cancelan vacaciones que tenía programadas y aceptadas desde hace un año? Y nadie me indemniza si ya tenía alquilado un apartamento para ir a la playa o a donde sea." Llegados a este punto, ya no me cabe duda que es una sinverguenza. 
Por último, si vuestras reinvindicacion es no son exclusivamente económicas y las cifras de vuestros sueldos discrepan tanto entre los datos del Ministro de Fomento y los del USCA, sólo os pedimos que seáis valientes y hacedlos públicos. ¡Qué mejor oportunidad para dejar al Sr. Blanco y AENA como mentirosos! 
Basta ya de manipulación por parte del USCA
Sherlock... buscando pistas....(mi aplauso al Gobierno por su actuaciòn)