sábado, enero 29, 2011

Carta abierta a Alejandro Sanz de un investigador del Centro Nacional de Biotecnología

Cuando consigo que mi trabajo funcione, tras muchísimas horas de laboratorio exponiéndome a múltiples riesgos para mi salud, intento publicar mis resultados. ¿Sabes lo que pasa cuando lo hago? Que la revista se queda con todos mis derechos de autor. CON TODOS. Si quiero, no sé, poner una figura de mi trabajo en algún otro formato, tengo que pedir permiso. Por mi figura. Por mi trabajo. Y te hablo de figuras en blanco y negro. En color no podemos pagarlas. ¿Sabes por qué? Porque PAGO POR PUBLICAR. Sí, en serio, lo hacemos.
Alejandro Sanz
Lucas SánchezSonicando.
Hola Alejandro,
Hace muchos días que ando dándole vueltas a la ley Sinde, a los derechos de autor, y (pulsar) leyendo tus desafortunados tweets . Ahora que tengo las tres cosas juntitas, déjame que te comente algunas cosas.
Soy científico, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y actualmente “Visiting Assistant in Research” en la Yale School of Medicine, en New Haven, Conneticcut.
Trabajo en el desarrollo de varias vacunas para el tercer mundo, aunque intento centrar mis esfuerzos en la Leishmaniasis, una enfermedad olvidada que mata e incapacita en África, Asia y Sudamérica. Sí, esos mismos sitios para los que, de vez en cuando, puedes montar una parranda benéfica. Y aunque no lo sepas (y muchas personas no lo saben) es esa enfermedad que hace que miles de pobres niños tengan el vientre hinchado y mueran. La misma que hace que sus padres no puedan trabajar. Entre nosotros, ese tipo de enfermedades que hace que el Tercer Mundo siga siendo tercer mundo.
Cuando consigo que mi trabajo funcione, tras muchísimas horas de laboratorio exponiéndome a múltiples riesgos para mi salud, intento publicar mis resultados. ¿Sabes lo que pasa cuando lo hago? Que la revista se queda con todos mis derechos de autor. CON TODOS. Si quiero, no sé, poner una figura de mi trabajo en algún otro formato, tengo que pedir permiso. Por mi figura. Por mi trabajo. Y te hablo de figuras en blanco y negro. En color no podemos pagarlas.
¿Sabes por qué? Porque PAGO POR PUBLICAR. Sí, en serio, lo hacemos. Mi laboratorio tiene que pagar para poder difundir los avances científicos que puedan curar a esos niños o a sus padres en el futuro. PAGO POR PUBLICAR y tengo que pedir permiso por mi figura, por mi trabajo.
Ahora podrías meter en 140 caracteres que luchar por mis derechos no impide que tú lo hagas por los tuyos, yo seguiría leyendo.
Desde que el hombre es hombre, desde que el ser humano es humano, ha demostrado que necesita expresar sus sentimientos. Y de ahí surgió el arte. También, al mismo tiempo, surgieron las preguntas de qué hacía aquí. Los famosos “de dónde vengo, quién soy, y adónde voy”.
Y es que las dos cosas, ciencia y arte, son humanas, pero no por ello profesiones.
Mira, no sé, 100 o 200 años atrás. El arte lo hacía el que podía permitírselo. Y la ciencia también. Hasta Darwin descubrió el origen de las especies en un tour por el mundo, en el que vio que los pinzones de unas islas tenían los picos más grandes que otros. La gran revolución científica vino de un viaje de alguien que pudo permitírselo.
Ahora, industria mediante, los artistas cobran por entretener y los científicos cobran por descubrir cosas. Una maravilla para los que no somos de familias ricas y queremos hacer ciencia o arte.
Yo me he quejado y mucho de mi falta de derechos. De intentar defender lo que ahora, para mí, es más que un reconocido trabajo. Y también creo cosas.
La diferencia es que yo con un salario tengo. Y lucho por un salario digno. QUE ME PAGUEN POR MI TRABAJO. No creo que tenga sentido que me paguen tiempo después por mis logros. Te recuerdo que lo que yo quiero es una vacuna para el tercer mundo. Y pagar mis facturas. No quiero ningún rendimiento extra que no me merezco. No quiero derechos de autor, quiero que mis avances sigan derechos a conseguir su objetivo.
Entiendo que quieras que te paguen por tu trabajo. Y deberías (que lo haces) negociar lo que te paga una discográfica por grabar un nuevo disco. O que defiendas tu caché en los escenarios. Pero cobrar también impuestos sobre los CD, discos duros, lo-que-sea que la S.G.A.E quiera inventar para sangrar al ciudadano medio, perdóname muy mucho, pero yo lo veo excesivo. Intentar lanzar una ley que te permita cobrar más de lo que te toca porque la industria que a ti te trata bien se está muriendo, lo siento, pero no. Limitar las libertades individuales para maximizar vuestro beneficio no es justo.
¿Sabes por qué tengo un blog de divulgación científica? Para que el mundo vea que la ciencia es importante. Para que posiblemente en el futuro sea una profesión digna. Yo no busco hacerme rico. Yo no quiero recortar libertades. Yo lucho por cambiar la industria que hace que mi actual profesión me obligue a tener otra con la que, juntas, poder pagar las facturas.
Y por favor, no vuelvas a comparar los derechos a recibir medicamentos de los niños pobres con el derecho a declarar culpable de piratería a diestro y siniestro. Que ya lleváis demasiado tiempo cobrando por ello. Renovaos o morid. Pero no hables de los que de verdad mueren aunque de vez en cuando reciban tu calderilla.Atentamente,
Lucas Sánchez.
Fuente: http://sonicando.com/?p=1925


Sherlock...buscando pistas.

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domingo, enero 23, 2011

Un cafè en "El 38 de Baker Street". Dia 6. Sueño de mujer.

 Julia

Te contaré una historia que me pasó el año pasado. Aun ahora, no se exactamente que es lo que pude hacer, para merecer una suerte tan grande como la que tuve y de cómo viví una experiencia tan maravillosa.      
 Según me decìs, creo que soy muy mona de cara. Heredé de mi abuela cubana el pelo negro y unos rasgos ligeramente exóticos. Pero también tengo de ella un trasero demasiado gordito, unas piernas demasiado rellenas y soy bastante bajita. Hasta hace unos años, tenia mejor figura, pero ahora, recién cumplidos los 40 empiezo a estar bastante acomplejada.
      Vivo en un pueblo no demasiado grande (unos 7.000 habitantes), cerca de la capital de provincia. En el pueblo, nos conocemos todos desde siempre y la vida es muy cómoda, aunque hay poca intimidad. Mi marido trabaja en una gran fábrica de material eléctrico (donde trabajan muchos hombres y casi todas las mujeres del pueblo) Yo soy ama de casa.
       Frente a mi casa, al otro lado de la calle, y con las ventanas al mismo nivel que las mías, vive Mario. Mario vino hace poco más de un año a vivir al pueblo para trabajar en la fábrica. Hace dos años, la empresa tuvo una crisis, y la dirección que era de los propietarios y su familia, contrató a personas de gran nivel para que mejoraran los métodos e incorporar nuevas tecnologías. Mario tiene apenas 32 años, pero por lo visto es doctor ingeniero y estudio en Estados Unidos. Cuando vino al pueblo, sorprendió a todas las operarias, porque a pesar de venir de una gran empresa y de tener más estudios que todos los demás jefes anteriores juntos, era exquisito en sus modales y educadísimo. Además, de los nuevos ejecutivos, era el único que vivía en el pueblo en vez de irse a la ciudad.
     Todo alrededor de Mario tenia un halo de perfección. Es guapísimo, tiene los ojos azules, el pelo bastante moreno, mediana estatura y un porte atlético. Su mujer, una "barbie" rubia, es una abogado muy importante de la capital. Como su mujer trabaja lejos, él anda solo todo el día después del trabajo. Sale a hacer deporte y hace la compra en el supermercado. Allí es donde lo veo todos los días. Con su pantalón corto y su vieja camiseta sudada, que contrasta con lo impecable que viste el resto del día. Sin darme cuenta, empecé a ir a la compra a sus sitios habituales y a las horas en las que èl solia hacerlo. Luego, inconscientemente lo seguía por las calles. Iba detrás de él y contemplaba su culo redondo y su espalda bien formada. A veces me lo encontraba de frente y bajaba la mirada por vergüenza. Entonces inconscientemente, le miraba el paquete sin poder apartar la vista y aun sentía más vergüenza. En la caja para pagar, todas las empleadas del super cuchicheaban sobre lo bueno que estaba. Él, a pesar de ser tímido, se metía con ellas y les ponía algún problema sobre como descargar un palet con el menor esfuerzo para la espalda o como había que ordenar el cambio en la caja para hacer un recuento rápido. Él, cuando se cruzaba conmigo, no hacia el menor gesto. Probablemente ni se daba cuenta de que yo existía.
       Un día, una cajera, se metió con él por la frase del concurso de unos yogures "díganos el sueño de su vida". Las chicas y las otras clientas hablaban de coches, casas, él mencionó algo de un viaje. Cuando salía por la puerta aun no se porque, reuní valor y le dije "el sueño de mi vida serias tu". Él, me miró sorprendido, se puso rojo y tardo unos segundos en reaccionar. Finalmente dijo sonriendo ¿sí? ¿En sentido bíblico?. Si, conteste enrojeciendo yo también, y salí caminando apurada y azorada.
     Pase dos días nerviosísima y muerta de vergüenza. ¿Por qué había hecho una cosa así? Dios mío Si yo nunca engañaría a mi marido Y además lo ridículo de mi propuesta. Yo, una gorda, y el un bollo mucho más joven al que se le echan todas las chicas de la fábrica. Al día siguiente, me lo crucé en la acera. Bajé la vista, pero él me saludó con una ligera sonrisa y siguió. Intente interpretar durante horas esa sonrisa. No parecía nada especial, ni sarcástica, ni de burla, ni coqueta. Nada.
    Transcurrieron unos días, y cuando ya esta tranquila pensando en que no le había dado importancia a mis palabras, se me acercó silenciosamente por detrás en el super y me dijo al oído.
    -Que, ¿cuando vas a hacer tu sueño realidad?
    -¡Que sueño!
    -Cual va a ser. El que tu dijiste.
     Di vueltas a la cabeza conmocionada y acerté a decir - soy casada- ¿Como voy a hacer eso? Si se enterara mi marido. Esto es un pueblo.
     Eres casada y yo también. Nadie se enterarà por la cuenta que nos tiene. Tu di cuando, y yo hago el resto.
     Estás de broma -dije.
     No creo que fuera una broma graciosa. Te atreves o no -dijo suavemente
     Sí, bueno... tal vez.... pero no sé cuando ni de que manera.
     Mañana a las 3 te recojo en el aparcamiento de la estación. Tu esperas en la acera. Yo llego con el coche y te sientas en el asiento de atrás. El resto es cosa mia.
     No sé... y... luego.... ¿qué hacemos?
     Me gano la vida organizando cosas. Creo que esto sabré hacerlo. ¿Te parece Julia?
     Y acepte. Con dos escalofríos en la espalda. Uno cuando pensé en decir si a la aventura y otro cuando vi que sabia mi nombre.
      Pasé horas vistiéndome, arreglándome el pelo, echándome perfume, buscándome los defectos, y sobre todo muy excitada al pensar que iba a estar con él. Una voz me decía no. Otra, me empujaba a seguir adelante.
      A las tres estaba en la estación. Me iba a morir de miedo si la espera se hiciera larga. Sin embargo, a los pocos segundos de llegar, apareció en su nuevo Mercedes familiar. Paró con la puerta trasera derecha junto a mi.
    - Sube rápido -dijo con firmeza
      Yo subí con decisión. Iba a apoyarme en el respaldo cuando me caí hacia atrás. No estaba el respaldo.
      Me he caído, no hay asiento
      Lo he abatido. Puedes tumbarte a lo largo de todo el maletero. Tienes una manta para taparte. Serás invisible.
      Me tumbé a lo largo del maletero y me tape con la manta. La manta olía a nuevo, igual que las moquetas del coche. El motor del Mercedes hacia un suave rugido al acelerar.
      ¿Adonde vamos?
       Tranquila. Será una sorpresa. Tendrás que estar así algo más de 5 minutos.
       Esta bien, pero no corras por favor.
       Los cinco minutos fueron algo más, a pesar de que Mario no cumplió la promesa de ir despacio. Sentì bajar una rampa.
       Ya hemos llegado. Ya puedes salir
       Yo salí con alivio. La manta me estaba asfixiando, y entre los nervios y el viaje, me sentía sofocada. Al salir de la manta, había una oscuridad absoluta.
      ¿Dónde estamos? Dije alarmada
        En el garaje de mi casa. Solo hay una vivienda por planta, así que el ascensor nos lleva a mi piso
       ¡Dios mío! ¡A unos metros de mi casa!
       Tomamos el ascensor. Mario me miro y cuchicheó al oído "estas muy guapa"
       Entramos silenciosamente en su casa. Mario que había estado tenso hasta ahora, sonrío y me miro cariñosamente ¡Dios, que guapo es!
       Estas loco, dije mirando la lujosa decoración de su casa. Todo era de gran calidad y de buen gusto. Traerme a tu casa, al lado de la mía.
       Este es un lugar seguro. Mi mujer esta en Londres. Saldremos por donde vinimos.
       Vaya historia montaste con lo del coche y para traerme a tu casa
       Preferías entrar por la puerta. A mi no me parece muy discreto. Somos solo tres vecinos
       Dicho esto, me tomo de las manos y me sentó en el sofá del salón. El corazón me palpitaba al sentirlo tan cerca y sentir su olor tan varonil.
       Estas guapísima. Dijo mientras cruzaba sus brazos por detrás y me besaba la boca. Iba a decirle que me gustaría no hacer nada. Aun creía que podíamos vernos, conocerlo, charlar..., pero la conmoción del beso me paralizó, y él se levantó hacia el bar. Resultaba grotesco el cambio de perspectiva. Ver mis ventanas desde las suyas y no al revés. Estar en el salón donde lo había espiado con los prismáticos cuando se duchaba en verano y salía con una toalla. A los pocos segundos, llegó con dos copas llenas de hielo picado y un liquido verde.
       Toma, esta hecho con manzana. No tiene alcohol, no te preocupes que no quiero abusar de ti.
       Muchas gracias, tienes una casa muy bonita - dije nerviosa, al ver que se acercaba de nuevo.
       Se le veía tan seguro de sí mismo, y hablaba con tanta suavidad y precisión que me sentía incomoda al hablar, me sentia paleta al lado de él. Creí que me iba a besar de nuevo en la boca, pero metió su nariz en mi cuello y aspiro profundamente haciéndome cosquillas.
       Que bien hueles. Mira que si sabes tan bien como hueles. Y comenzó a besarme en el cuello. Yo comencé a excitarme y sentí que las caricias me gustaban demasiado.
       Para por favor -le dije. El paro inmediatamente y me miró a los ojos. Tienes unos ojos negros preciosos. Dicho esto, se lanzó otra vez hacia mí y me beso la boca. Yo ya no me aguanté mas y lo bese con pasión. Volvía a sentir deseo. Me estaba excitando completamente. Empezaba a estar húmeda y tenia miedo de que mi excitación me impulsara a hacer cosas que no quería.
       Para -le dije separándome- Cada vez que se lo decía, él obedecía inmediatamente y me miraba sorprendido. ¿Cómo puedo gustarte si tienes una mujer muy guapa?
       Porque tu también eres muy guapa y estas muy rica
      ¿Yo? Pero si estoy muy gorda. Te deben de sobrar chicas para hacer el amor
       Déjate de historias, tú eres la única chica con la que quiero hacer el amor. Dicho esto, me levanto y me sentó encima de sus rodillas, con las piernas abiertas y mirando hacia él. Me beso la boca en un largo morreo. Me sentí morir de placer. Él cruzó sus brazos a la altura de mis riñones y me deslizó hacia él. Ahora, mi vagina estaba apoyada contra él. Y él estaba completamente erecto. Él seguía apretándome y yo, cada vez sentía más su pene a través de mis pantalones elásticos.
       Esta bien, me dije. Bésalo, pero no dejes que te toque los pechos o estarás perdida. No pasa nada por morrear. Es maravilloso.
       Nos besamos durante un cuarto de hora. Ahora él me recorría el cuerpo con los brazos. Pasaba por encima de mis pechos, describía un circulo en los pezones y seguía hacia mi cara o mis muslos. Yo estaba completamente empapada, pero me mantenía firme en no hacer el amor. Sus manos comenzaron a acariciarme y jugar con los pezones hasta que ya no pude mantenerme en mi limite de que no me tocara. Mi nuevo limite era que no me quitara la ropa.
       Comenzó a besarme el cuello y el escote mientras yo perdía mis manos en su camisa. Para poder besar más y mejor, fue deshaciéndose de mi camisa, hasta que solo que quedó el sujetador. Este iba a ser mi limite definitivo. Tenia vergüenza de enseñarle mis pechos.
       No sé cuando voló mi sujetador. Quizás cuando recorría su vientre con mi lengua. Mario tenía aun puesto el pantalón, pero sentía su pene erecto y su calor a pocos centímetros de mi cara.
       Fui perdiendo paulatinamente toda mi ropa hasta quedar desnuda. Ya no tenia complejos y me sentía bien. El también se quito la ropa.
       Que piel más suave tienes -me dijo.
       Yo estaba excitadísima y completamente empapada. Me tomo de una mano y me sentó otra vez en sus rodillas y mirando hacia él. Situó si pene en la entrada de mi vagina, pero no me penetro. Me abrazó y comenzó a besarme. Yo no lo resistí mas y lo sujete con mis piernas en su espalda para apretarme hacia el y que me penetrara. Sin darme cuenta, tire de él hacia mí y su pene entro en mi cuerpo, sin que él hiciese nada mas que sonreír dulcemente. Yo estaba tan excitada que su pene entró delicadamente en un mar de suaves jugos. Nunca podía hacerlo con tanta facilidad con mi marido. Y eso que Mario tenia un pene enorme. Sí aun por encima tenia el pene enorme. Mucho más grueso que el de mi marido. El muy listo me había obligado a tomar la iniciativa.
        No quiero hacer el amor -le dije- sé que me voy a sentir mal después
        No he dicho que te fuera a hacer el amor. Parece que hemos empezado, pero aun, estas a prueba -dijo pícaramente.
        Mario se movió levemente, y sentí todo el placer del mundo junto
        Para que hagamos el amor, tienes que responder a unas preguntas
       ¿Qué preguntas?
         Por ejemplo, ¿estas contenta de haber venido?
        Estoy nerviosa, pero contenta
        Mala respuesta -dijo- y empezó a retirar su pene en una oleada de placer -pero tienes otra oportunidad - dijo volviéndolo a meter.
      - Me da miedo esto, me gusta demasiado. Tienes un pene enorme. Te siento muy adentro. -dije
      - ¿muy adentro? Dijo, y me apretó con todas su fuerzas. Su enorme miembro aun entró unos centímetros más en esta postura, pero a mí me parecieron kilómetros. Aun no sé si hemos tomado precauciones. No quiero dejarte embarazada -dijo riéndose
         Yo sentí una oleada de placer al pensar que me eyaculara con toda su fuerza, y un deseo secreto y animal de que me dejara embarazada como demostración de que me había poseído, pero conteste la verdad:
       - Tengo un DIU
         Luego cambio de tema y siguió apretándose a mí para penetrarme mas profundamente, consciente del placer que me causaba, mientras sonreía como un pillo.
        Yo gemí de placer ya sin contenerme. Durante un rato siguió haciéndome preguntas para desconcentrarme, pero finalmente me dijo - Lucia, eres maravillosa, tienes una piel preciosa, una carita increíble y me gustas mucho. Dicho esto, me levantó del sofá con su pene dentro de mí y me tumbo en el otro sofá. Ahora él estaba encima de mí y me llenaba con su peso. Comenzó a moverse rítmicamente y mi placer subió hasta limites inenarrables. - llegamos al orgasmo juntos. -me dijo- y juntos llegamos en una explosión de placer. Yo grité sin contenerme cuando mi orgasmo coincidió con los chorros calientes de semen que sentía dentro de mi cuerpo.
         Descansamos exhaustos en el sillón abrazados, y me sentí casi deprimida cuando sentí retirarse su pene. Aun tenia sin embargo, su semen dentro de mí, y lo sentía como un tesoro.
         Voy a enseñarte el resto de la casa.
         Me tomo de la mano y me llevo directa al dormitorio de matrimonio. De un empujón me tiro encima de la cama y se quedo contemplándome.
         No pensaras volver a empezar. Déjame vestirme -dije
         Como quieras -dijo- Pero entonces se sentó en la cama, me tumbo de un empujón y comenzó a besarme el cuello y bajar hacia los pechos. Proteste sin fuerzas, pero él me inmovilizó con fuerza y siguió besándome.
         ¡Dios, porque no lo tendré siempre a mi lado para que me folle a todas horas! Sentía el cuerpo joven y fibroso de Mario sobre el mio e inconscientemente lo comparaba con la panza fofa de mi marido. Aquel enorme pene incansable con el escuchimizado y siempre con problemas de todos los días. Y lo mejor, aquella manera de hacer el amor tan firme y tan tierna. Sentí deseos de apretar a Mario contra mi y le obligué a que me penetrara otra vez.
        Esta vez, con las fuerzas apenas disminuidas por el primer orgasmo, tardamos más en culminar, y hubo más tiempo para besos, palabras tiernas y para la frenética gimnasia de su pene dentro de mi cuerpo.
        Acabamos agotadísimos. Mario jugo un rato con mi cuello. Me mordía y clavaba sus dientes sin fuerza. Yo le imploraba que no me dejara marcas y él continuaba clavándome los dientes sin apretar. Yo me excitaba por las caricias y por el miedo a que me dejara marcas, a pesar de sus cuidadosos mordiscos.
        Finalmente quedamos dormidos, agotados y abrazados durante un rato.
        Desperté tras bastantes minutos. Mario aun dormía. Recorrí su joven cuerpo con las manos disfrutando de cada centímetro de él. Baje mis manos entre sus piernas y tome sus testículos. Los acaricié con cuidado. Eran prietos, redondos, grandes, perfectos. Los sujeté llenándome la mano con ellos. Sentía toda su virilidad en mis manos. Seguí en mi exploración y tome su fabuloso pene. Me resultaba un pene realmente bonito. Grande, derecho, poderoso, completamente circuncidado. Estaba flácido, pero ligeramente rígido, juguetón. Sin darme cuenta, comencé a jugar con él hasta que se puso completamente duro. Mario estaba despierto.
        Tengo un capricho -me dijo
        ¿Cuál? -dije
       Tu. Me apeteces
       Dicho esto, se incorporó, me penetró despacio sin mas preámbulos.
       Por favor Mario. Es tardísimo. Quiero vestirme.
       No nos llevara nada
       Dicho esto, comenzó a moverse dentro de mí violentamente. Me penetro con fuerza. Salió de mí. Me penetro desde atrás. Me llevó al borde del orgasmo. Salió de mí. Me sentó encima suya hacia el con su pene dentro de mi.
       Y tuvimos abrazados nuestro ultimo orgasmo. Me sentí tan feliz que me puse a llorar y a reír a la vez. El también se río y me señalo el reloj. No había pasado nada desde que empezáramos el tercer asalto y había parecido un siglo.
       He sido una mujer muy feliz - le dije
       He sido un hombre muy feliz -me dijo
       Y una hora más tarde me dejaba sola en la estación del ferrocarril por el mismo procedimiento en que me trajo. Muy sola. Pero con la promesa de volver a repetir ... mi sueño.



Sherlock
 




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domingo, enero 09, 2011

Mover la Tierra: Una guía de supervivencia planetaria

El tiempo corre inexorablemente hacia el dia del juicio final, incluso si no nos matamos nosotros mismos envenenando el medio ambiente o recalentando el planeta. Como ya verás, hay un pequeño problema con el sol.
El Sol se calienta lentamente, a medida que quema el hidrógeno en su núcleo. En aproximadamente cinco mil millones de años, nuestro Sol comenzará a evolucionar hacia una gigante roja. Su cubierta gaseosa exterior se expandirá, devorando a la Tierra en el momento en que alcance su máximo brillo dentro de siete mil millones de años.
Pero mucho antes de ese momento terrible, en aproximadamente mil millones de años, el Sol crecerá un 11 %, aumentando la temperatura terrestre a un promedio de 50 grados Celsius. Esto provocará que los océanos desaparezcan por evaporación.
Las plantas y los animales no podrían sobrevivir en este ambiente caluroso. Aunque algunos organismos unicelulares, denominados arqueas, podrían sobrevivir; pero sólo por cierto tiempo. Una vez que el vapor de agua alcance la atmósfera, la luz ultravioleta proveniente del sol dividirá las moléculas de agua, y el hidrógeno necesario para construir células vivas se escapará gradualmente hacia el espacio. Si nuestros descendientes —o alguna otra forma de vida inteligente que nos suceda— quieren sobrevivir, tendrán que emigrar a otro lugar. Pero, ¿a dónde?, ¿y cómo?
Una opción podría ser utilizar cohetes para emigrar del planeta. En la década de 1930, el escritor de ciencia ficción Olaf Stapledon describió un futuro en el cual nuestros descendientes volaron a Venus, y más tarde a Neptuno, cuando la Tierra se volvió inhabitable. Eminentes científicos, del calibre de Stephen Hawking, han suscrito la idea de establecer colonias en la Luna u otros planetas, de tal modo que la humanidad pueda sobrevivir a cualquier catástrofe que aniquile la vida en la Tierra.
Sin embargo, la evacuación de toda la población mundial, unos 6.700 millones de personas, equivaldría en forma aproximada a mil millones de lanzamientos de transbordadores espaciales. Incluso si pudiésemos lanzar mil transbordadores por día, se necesitarían 2.700 años para evacuar a toda la población.
Luego está la cuestión de cuidar de las personas una vez que lleguen a su nuevo hogar. Viajar a otro planeta requiere "terraformación" para proporcionar alimentos, agua y oxígeno para los numerosos colonos. Entonces, ¿por qué no mover la Tierra, con todos los recursos que ella proporciona?

Un cambio pequeñito

La física básica nos dice que realmente podemos mover planetas. El lanzamiento de un cohete hacia el espacio empuja a la Tierra en la dirección contraria, aunque en una cantidad infinitesimal.
El físico y autor de ciencia ficción Stanley Schmidt ha explotado este hecho en su novela The Sins of the Fathers (Los pecados de los padres), en la que unos extraterrestres construyen motores de cohete gigantes en el Polo Sur para mover la Tierra.
En la vida real, no obstante, la Tierra posee tanta masa que un cohete tendría poco efecto en su movimiento. Lanzar mil millones de cohetes de diez toneladas exactamente en la misma dirección sólo podría alterar la velocidad de la Tierra en 20 nanómetros por segundo, migajas comparado con la velocidad actual del planeta: 30 kilómetros por segundo.
Sólo unos pocos astrónomos han abordado el problema de mover planetas, pero no para lidiar con catástrofes en escalas de tiempo humanas, sino para entender la dinámica de los sistemas planetarios en procesos que ocurren en escalas de tiempo geológicas.

Mover planetas

La dinámica planetaria parecía simple y ordenada cuando lo único que se conocía era nuestro propio sistema solar, pero esto cambió con el descubrimiento de "Júpiter calientes" en órbita alrededor de estrellas distantes. Estos planetas de seguro no se han formado en las candentes regiones donde orbitan en la actualidad, por el simple hecho de que allí no se encuentran el gas y el polvo en la cantidad necesaria para generar esos mundos gigantes. Por lo tanto, estos planetas deben haber emigrado desde cunas más distantes.
Para entender la forma en que los sistemas planetarios pueden reorganizarse a sí mismos, Greg Laughlin, de la Universidad de California, Santa Cruz, su colega Don Korycansky, y el astrónomo Fred Adams, de la Universidad de Michigan, se plantean el problema de cómo mover la Tierra para evitar que el sol cocine al planeta.
A los efectos de su cálculo, los tres científicos eligieron el destino final de la Tierra en una órbita de 1,5 veces su actual distancia al Sol, en lo que ahora es la órbita de Marte. En 6.300 millones de años, cuando el Sol se encuentre en su fase de gigante roja y sea 2,2 veces más brillante que hoy en día, un planeta a esa distancia recibirá casi la misma cantidad de luz solar que la Tierra recibe actualmente.
Trasladar la Tierra a una órbita a esa distancia requiere aumentar su energía orbital en aproximadamente un 30 %. Eso podría ser posible, dicen, modificando las órbitas de los cuerpos de hielo en las profundidades del sistema solar de tal modo que pasen cerca de la Tierra, transfiriéndole parte de su energía orbital.
Estos cuerpos se encuentran en un anillo más allá de Neptuno, llamado Cinturón de Kuiper, y a una distancia aún mayor, en una región de cometas denominada Nube de Oort. Debido a que están muy alejados del sol, estos objetos poseen energías orbitales bajas, por lo que podrían ser desviados utilizando métodos que se están diseñando para desviar asteroides que pongan en peligro a la Tierra.
Estos métodos van desde ligeros empujones gravitacionales —naves espaciales volando en las cercanías del objeto— hasta los enérgicos impulsos que podrían otorgar máquinas que taladren la superficie de los cuerpos helados, retiren grandes bloques de hielo y los expulsen al espacio, empujando al objeto mayor en la dirección contraria.
Luego, las órbitas de los cuerpos podrían calibrarse con precisión en el sistema solar interior usando chorros de hielo vaporizado, extraídos desde la superficie del objeto mediante equipo especial enviado desde la Tierra. Pero nadie está pensando contratar a un Bruce Willis del futuro para hacer el trabajo. "Se necesita un ajuste de trayectoria muy fino; algo que un arma nuclear, en verdad, no puede lograr", dice Laughlin.

Biosfera esterilizada

Alrededor de un millón de este tipo de encuentros cercanos pueden lograr el objetivo. Si la serie de pasos de los objetos se distribuye uniformemente, lo que equivaldría a un paso cada 1.000 a 6.000 años, dependiendo de si queremos alcanzar la órbita de Marte en el momento en que comiencen a evaporarse los océanos o cuando el sol alcance su fase de gigante roja. Por suerte, los objetos pueden ser reutilizados si se mantienen en una órbita que abarque Júpiter y la Tierra, tomando energía del planeta gigante y transfiriéndola a la Tierra.
Sería una gran tarea, y habría que tener bastante paciencia para mover la Tierra en forma constante a medida que el sol se vuelva más caliente. Además, esto acarrea un riesgo significativo porque los objetos deberían pasar a sólo 10.000 kilómetros de la superficie del planeta. Los cuerpos serían mucho más masivos que el asteroide que aniquiló a los dinosaurios, de modo que el más leve descuido podría ser devastador.
Laughlin y sus colegas toman esto muy en serio, concluyendo su artículo con la siguiente advertencia: "La colisión de una objeto de 100 kilómetros de diámetro contra la Tierra a una velocidad cósmica sería capaz de esterilizar la biosfera hasta el nivel de las bacterias".

Obtener empuje del Sol

Ese gran peligro podría evitarse mediante la utilización de una vela solar gigante, dice Colin McInnes, ingeniero mecánico de la Universidad de Strathclyde.
Las velas solares son películas finas y espejadas que son impulsadas por la débil presión de la luz solar que incide sobre ellas. La idea de McInnes es colocar una vela solar en algún punto cercano a la Tierra, donde la presión de la radiación solar equilibre el tirón gravitacional de la Tierra.
Su análisis muestra que la reflexión de la luz solar desde la vela "tirará" de la Tierra hacia el exterior, alejándose junto a ella —en términos físicos, incrementando la energía orbital de la Tierra y acelerando el centro de masa del sistema.
McInnes calcula que mover la Tierra al ritmo necesario para evitar los efectos del calentamiento requeriría una vela en forma de disco de 19,2 veces el diámetro de la Tierra. Tendría que estar inclinada en un ángulo de 35 grados con respecto a la línea Tierra-Sol y debería estacionarse a una distancia cinco veces mayor a la que existe entre la Tierra y la Luna.
También imagina que la vela podría construirse en el espacio, utilizando las materias primas provistas por un asteroide rico en metales de nueve kilómetros de ancho. El níquel y el hierro del asteroide se utilizarían para crear una película de ocho micrones de espesor.

Impulsados al caos

La construcción y el mantenimiento de la vela solar serían en extremo complejos. La vela necesitaría un control activo para mantener su forma adecuada, particularmente debido a las perturbaciones ejercidas por la gravedad lunar. Aunque McInnes asegura que se necesitaría mover 10.000 veces menos masa que en el caso de tener que trasladar objetos desde el Cinturón de Kuiper.
Geoffrey Landis, científico de la NASA y escritor de ciencia ficción, dice que este concepto es sólo eso: un concepto. "La física involucrada parece correcta; pero, por supuesto, no hay en la actualidad, ni en vías de desarrollo, una tecnología capaz de fabricar una vela solar de un diámetro veinte veces mayor al de la Tierra. Por el momento, esto es sólo ciencia ficción".
Y el propio McInnes admite que no se toma la idea demasiado en serio: "Por ahora, es un problema para los ratos libres".
Pero aún si no se tienen en cuenta las dificultades prácticas de estos escenarios, las simulaciones computarizadas efectuadas por Laughlin también señalan el peligro real de jugar con las órbitas planetarias.
Las órbitas de los planetas están moldeadas por el tirón gravitacional de sus vecinos, de modo tal que mover la Tierra afectaría las órbitas de otros planetas en el sistema solar interior en formas impredecibles y potencialmente peligrosas.
Si el movimiento de la Tierra desestabiliza a Mercurio, todo el sistema solar interior podría ser impulsado hacia un modo caótico "que es muy difícil, y hasta imposible, de controlar", dice Laughlin.

Fuente: Newscientist
Autor: Jeff Hecht
Traductor al español: Leonardo Montero Flores

martes, enero 04, 2011

Acoso moral, trabajo y política

... Los procedimientos de acoso tienen como objetivo primordial el desequilibrio y la eliminación de los individuos que no son conformes al sistema. En épocas de mundialización, lo que pretendemos es fabricar lo idéntico, clones, robots interculturales e intercambiables.
- Marie France Hirigoyen.
El narcisista perverso

Hace unos cuarenta años, cuando el mundo no había sido aún globalizado, y los países nórdicos eran un ejemplo de bienestar social para el resto de los países de Europa, Peter P. Heynemann, empleado de la sanidad sueca, empezó a investigar sobre el hostigamiento que algunos grupos de niños practicaban sobre otros en las escuelas. El término utilizado por Heynemann para este tipo de acoso fue mobbing, una palabra inglesa que viene a significar asedio, ataque violento. El vocablo inglés mob define, entre otras acepciones, a un grupo de gente que se excita mutuamente hasta perder su individualidad y participar en actos violentos contra otras personas. Heynemann publicó, en 1972, el primer ensayo sobre este fenómeno.

En Suecia, la pedagogía y la psicología forman un cuerpo de estudio conjunto. En los años ochenta, Heinz Leymann, otro psicólogo sueco, profesor de ciencias del trabajo en la universidad de Umea, empezó a aplicar los conceptos de Heynemann al entorno de trabajo, encontrando el mismo tipo de acoso de larga duración que el que su colega había estudiado en las escuelas. En el curso de este proceso, la víctima es estigmatizada y sometida a un ataque psicológico sistemático que se prolonga durante largo tiempo, con el objetivo de provocar su marcha de la empresa, o simplemente destruirla. Las consecuencias de esta agresión sobre los trabajadores provocan un severo síndrome de estrés postraumático que conduce a graves depresiones y, en algunos casos, al suicidio. Leymann llegó a tratar a unas 1300 víctimas de mobbing antes de su muerte en 1999, y se le considera uno de los mayores expertos sobre este tema. (1)

Pese al riguroso trabajo de Leymann, y a la gravedad de las consecuencias del mobbing en el entorno de trabajo, la divulgación del problema no empezó hasta que en 1998 Marie-France Hirigoyen publicó un libro sobre el acoso moral, que pronto se convirtió en un best-seller en toda Europa (2). Esta victimóloga francesa utilizó la experiencia que había adquirido en su práctica clínica para definir el perfil psicológico del acosador moral, el personaje que provoca deliberadamente el aislamiento de su objetivo y practica o incita su hostigamiento. Según Hirigoyen, este tipo de agresor responde al tipo del perverso narcisista, del que describe algunos rasgos:

"Los narcisistas perversos son individuos megalómanos que se colocan en una posición de patrón de referencia del bien y del mal y de la verdad. A menudo se les atribuye un aire moralizador, superior y distante. Aunque no digan nada, el otro se siente cogido en falta. Exhiben unos valores morales irreprochables con los que dan el pego y una buena imagen de sí mismos. Y denuncian la malevolencia humana ...
Presentan una ausencia total de interés y empatía por los demás, pero desean que los demás se interesen por ellos. Se les debe todo. Critican a todo el mundo y no admiten ninguna acusación ni ningún reproche. Frente a este mundo de poder, la víctima se siente forzosamente en un mundo de fallos ...
... La fuerza de los perversos estriba en su insensibilidad. No conocen ningún escrúpulo de orden moral. No sufren. Atacan con absoluta impunidad, pues, aún cuando sus víctimas utilicen defensas perversas como respuesta, se las ha elegido porque no alcanzan nunca el virtuosismo del que supuestamente las protege."
(3)

El objetivo del perverso no es, a pesar de lo que pudiera parecer, una persona especialmente débil o con problemas psicológicos. Muy frecuentemente, lo que la ha enfrentado al agresor es, por el contrario, su capacidad de oponerse a su autoridad, de manifestar una disconformidad. Cuando el perverso se ve contrariado, inicia una estrategia de agresión encubierta, que negará fervientemente si se le interpela acerca de ella. Para poder actuar sin ser descubierto, el acosador utiliza un lenguaje ambiguo, un tono de voz neutro, y disfraza sus descalificaciones de bromas inocuas o de comentarios que han sido malinterpretados por su objetivo:

"La agresión no tiene lugar abiertamente -lo cual permitiría replicar-, sino de un modo soterrado, en el registro de la comunicación no verbal: suspiros exagerados, encogerse de hombros, miradas de desprecio, o bien silencios, insinuaciones, alusiones desestabilizadoras o malintencionadas, observaciones descorteses ... Al poner en tela de juicio todo lo que la víctima dice y hace, se la conduce progresivamente a dudar de sus propias competencias profesionales.
En la medida en que estas agresiones son indirectas, resulta más difícil defenderse. ¿Cómo describir una mirada cargada de odio? ¿Cómo hablar de cosas que se sobreentienden o se silencian? La misma víctima tiene a veces dudas sobre sus propias percepciones. No sabe a ciencia cierta si está o no exagerando lo que siente. Se la conduce a dudar de sí misma. A poco que estas agresiones se añadan a una falta de confianza del asalariado, éste perderá completamente la confianza en sí mismo y renunciará a defenderse ..."
(4)

Para conseguir su propósito, el perverso recurrirá a una serie de estrategias complementarias además de rechazar la comunicación o el enfrentamiento directo: la descalificación sistemática y personal en presencia del objetivo, la desacreditación frente a otros compañeros mediante humillaciones, la propagación de motes ridículos, insultos y calumnias. Cuando el objetivo replica o se deprime, el agresor hace ver a todo el mundo que su reacción no es más que un síntoma de su inestabilidad. De este modo consigue aislar a su víctima del resto de sus compañeros de trabajo, lo cual facilita aún más su tarea. Cuando el objetivo está ya tan desestructurado que empieza a cometer errores en su trabajo, comenta a todo el mundo que es un incompetente, lo cual ayuda a agravar aún más su aislamiento y a deteriorar la imagen que tiene de sí mismo.

Tras la publicación de el acoso moral ha habido en Europa un importante cambio cualitativo en el tratamiento de esta forma de hostigamiento. Miles de testimonios han salido a la luz, se han creado asociaciones de defensa, y se ha modificado la legislación comunitaria de prevención de riesgos laborales para dar acogida a este "nuevo" fenómeno. Gracias al éxito de su primer libro, Marie France Hirigoyen ha podido continuar su trabajo sobre el acoso moral, y ha trabajado con algunos datos estadísticos sobre la base de una encuesta realizada en Francia con datos remitidos por numerosos testimonios. Sus resultados se resumen en una nueva publicación (5), en la cual Hirigoyen estima que cerca de un 9% de la población en general sufre o ha sufrido en alguna ocasión las consecuencias de un acoso moral. En los casos más frecuentes, este acoso ha tenido una duración de entre uno y tres años. Los estudios independientes de Leymann y otros en los países nórdicos (6) vienen a confirmar estos extremos. En este nuevo ensayo Hirigoyen precisa su definición de acoso moral:

"El acoso moral en el trabajo se define como toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud ...) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o integridad física o psíquica de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo." (7)


El trabajo mata

Hemos visto que fenómenos como el acoso moral o el mobbing no se dan tan sólo en el entorno de trabajo, y sin embargo es en ese entorno donde este tipo de abuso ha sido más tipificado hasta la fecha. Quizá eso se deba a que las bajas laborales que causa han forzado a las mutuas o a los agentes sociales a tomar cartas en el asunto. Después de todo, la consecuencia de un acoso moral en el trabajo, en el 30% de los casos, es de baja por larga enfermedad (y de despido o abandono del trabajo en otro 36%), lo cual supone una carga importante para las empresas y para el sistema de la seguridad social (8). Hirigoyen calcula en miles de millones de francos el coste anual de gastos debidos a este fenómeno tan sólo en Francia. Si el coste de estas agresiones es tan elevado para el sistema, sin embargo, ¿por qué se toleran?

Uno de los motivos es, frecuentemente, el intento de ahorrarse el coste de un despido. En las administraciones públicas y en todos aquellos lugares en los que los trabajadores gozan de contratos fijos y llevan muchos años en su puesto de trabajo, el coste de un despido no procedente puede llegar a ser muy alto. Para un directivo sin demasiados escrúpulos, puede ser mucho más rentable intentar acosar a un empleado hasta que se marche por voluntad propia. Para conseguirlo, el empleador desplegará la estrategia característica de un perverso narcisista, intentando socavar al máximo la posición en la empresa del trabajador que no se atreve a despedir. Le colocará bajo el mando de sus subordinados, le retirará todo el trabajo, o le dará mucho más del que es capaz de hacer, le asignará una oficina sin ventanas y sin teléfono, alejado de los demás trabajadores. Constantemente le enviará observaciones sobre sus errores, criticará sus retrasos y su forma de vestir, modificará sus horarios arbitrariamente, todo con el objetivo encubierto de agredirle personalmente, de que se canse y abandone su empresa.

En otros casos, la misma empresa alienta una atmósfera de inestabilidad tal entre sus empleados, que los transforma en competidores entre sí. Es el caso de las empresas con contratos temporales, o de los niveles de alta dirección donde el puesto de trabajo está siempre a disposición de la empresa. En un ambiente donde todo el mundo teme ser despedido de la noche a la mañana, algunos pueden considerar una buena estrategia deshacerse de aquellos que podrían hacerles sombra. Así, intentarán negarles cualquier información necesaria para hacer su trabajo, o les darán informaciones falsas para inducirles a error, les criticarán sistemáticamente en su trabajo sin explicarles cómo debieran haberlo hecho. Esta estrategia no se detendrá hasta que su competidor potencial quede anulado. Cualquier intento por parte del agredido de encontrar cierto respaldo en su equipo será inútil. En este tipo de empresas no se trabaja en equipo, los colectivos han sido cuidadosamente atomizados, y sus individuos enfrentados entre sí con el objeto de evitar resistencias colectivas.

A veces el acoso procede de un simple rechazo a la diferencia, a un carácter demasiado espontáneo, o demasiado inhibido, a una procedencia distinta a la del grupo, a una forma distinta de vestir. Este fenómeno es más habitual en aquellos entornos donde la presión de trabajo es menor, la jerarquía se halla muy alejada de la zona de trabajo, y la dinámica de grupo está en manos de clanes departamentales, o de los "líderes naturales" de cada equipo de trabajadores. En este caso, el acoso tomará forma de mobbing por parte de los compañeros del entorno de trabajo, habitualmente a causa de la incitación de un perverso narcisista para quien esa diferencia resulta una forma de protagonismo inaceptable. El proceso de hostigamiento no se detendrá aunque el agredido apele a la jerarquía, que temerá implicarse en un asunto personal, o incluso a los delegados sindicales, que a menudo habrán sido seducidos por el proceso de acoso, o bien evitarán participar en una reclamación demasiado particular. Existen, por supuesto, excepciones honrosas a todos estos casos. Sin embargo, hoy por hoy, la ayuda que se puede esperar dentro de la empresa cuando se sufre un acoso moral es más bien pobre. Según Hirigoyen, las personas que respondieron a su cuestionario solicitaron la ayuda de estas personas:

" ... en el 40% de los casos, de los delegados sindicales, pero sólo la hallaron en un 10% de los casos; en un 39% de los casos, de un médico de empresa, pero sólo la hallaron en un 13% de los casos; en un 39% de los casos, de los compañeros de trabajo y la hallaron en un 20% de los casos; en un 37% de los casos, de la jerarquía, pero sólo la hallaron en un 5% de los casos; en un 19% de los casos, del director de recursos humanos, pero sólo la hallaron en un 1% de los casos." (9)

Aún así, el porcentaje de soluciones en estos casos ha mejorado en los últimos meses. Podemos citar como ejemplo la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que condena a la empresa Inoxarte a indemnizar con 14,5 millones de pesetas a uno de sus trabajadores contra el que había emprendido prácticas de acoso. Este y otros fallos recientes de carácter similar se deben en parte a una mayor sensibilización a este respecto de los agentes sociales y de la judicatura, pero también a la constitución de asociaciones de defensa contra el acoso moral en casi toda Europa. (10)


Mobbing en el Senado

Hace algunos meses, el Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrès presentó una moción al Senado "para promover las actuaciones legislativas necesarias para evitar el acoso moral y sus consecuencias negativas para los trabajadores" (11). Durante el debate se produjo una curiosa discusión entre el senador de Convergencia i Unió, señor Cardona i Vila, y la senadora del Grupo Popular, San Baldomero Ochoa. En cierto momento de su intervención, Baldomero asimiló ciertas de las conductas o rumores observables en el propio senado a los fenómenos de mobbing. Dentro de su turno, Cardona i Vila le respondió:

"... voy a hacer sólo una observación --después con mayor detalle leeremos el Diario de Sesiones--, y es que no entiendo como ejemplo de acoso moral los rumores entre Senadores. Aquí todos somos 'primus inter pares', de arriba a abajo, y una condición indispensable para el 'mobbing' es que haya una asimetría. Señora Senadora, si no hay una asimetría y ese hostigamiento no es durante un período determinado de seis meses, no entra dentro del concepto de 'mobbing', llámesele como quiera."

La respuesta de San Baldomero no se hizo esperar:

"Estos días he estado intentando profundizar sobre este tema con el profesor Piñuel. El Senador Cardona dice 'primus inter pares'. Estoy segura de que dentro de muy poco vamos a tener un trabajo sobre el 'mobbing' en política en situaciones inaprensibles como es el aislamiento laboral, que hoy me ofrecía una Senadora diciendo que en su trabajo como Senadora se estaba encontrando con que recibía la enhorabuena de compañeros, pero precisamente de sus jefes, de su provincia, nunca ni una palabra ...
... ¿Cómo llamamos a la intimidación? ¿Cómo llamamos a los comentarios mordaces, al tú no vas en las listas porque han dicho que tú te entiendes con quién? ¿Cómo valoras eso? (Rumores.) Senador Cardona, las amenazas, el invisibilizar a las personas, la erosión de las personas, ¡claro que no!, pero su señoría sabe lo que pasa ...
Ese es el 'mobbing' en la política, y eso es lo que hoy, aquí, en esta Cámara, estamos intentando, con esta aceptación por parte del Senador Molas de todas las enmiendas que se han presentado y con su propuesta, que desaparezca no sólo del mundo del trabajo sino también del mundo del trabajo en la política. Muchas gracias ..."


¿Existe, pues, el mobbing también en el senado? ¿Y en el resto de los sectores políticos? Mientras en toda Europa se aprueban sin cesar modificaciones a las legislaciones penal y laboral para incluir menciones específicas al acoso moral, ¿serpentea la perversidad moral en el parlamento? Como hemos visto antes, el acoso se produce cuando una situación de conflicto se enquista y se intenta dominar al contrario mediante métodos perversos. Ello supone sortear cualquier contrato social o político, actuar al margen de cualquier restricción moral, para así obtener una victoria para el propio grupo y anular al adversario. Se trata de la guerra política, o de la política como continuación de la guerra por otros medios.
Veamos un ejemplo de ello en el campo de la propaganda electoral. A lo largo de un ensayo sobre los recursos propagandísticos disponibles de cara a las elecciones venezolanas de 1998, (12) el Dr. Iván Abreu Sojo se refiere así a la propaganda negra:

"Se define como un esfuerzo propagandístico en el cual los perceptores no advierten el propósito y la verdadera fuente del mensaje, y no saben que alguien está tratando de controlar sus reacciones. Ofrece la posibilidad de poner en boca del adversario lo que se desea que éste diga, para dañar su imagen. Se recomienda que quienes operan en el terreno de la propaganda blanca o abierta no deben trabajar en esa otra campaña -sería deseable que ni siquiera conozcan las acciones de propaganda encubierta o negra-; ésta recomendación es aplicable también a los casos de propaganda de ataque, que usualmente será gris, es decir, quien la percibe sabe que es propaganda, pero la fuente no está especialmente identificada."

La manipulación y control del electorado es tanto más posible en cuanto éste se comporta como una masa (mob). Sometida al bombardeo de los media, la población se desindividualiza, la televisión le presenta los temas sobre los que se debe hablar, tanto en casa como en el trabajo. A veces, esa inducción se complementa con rumores al uso, difundidos en el marco de unas elecciones con el objeto de atacar la imagen de un adversario. Así lo explica Abreu:

"A los candidatos en campaña les son sensibles las llamadas 'tres eses', según expresión de Kapferer, de los rumores políticos: sexo, sueldo, salud. Candidatos mujeriegos u homosexuales, candidatos cuya fortuna proviene de la corrupción y candidatos enfermos y, por lo tanto, incapacitados para ejercer el cargo, son rumores comunes usados en las lides electorales."


De modo complementario, la campaña blanca procede de un modo muy parecido al autoensalzamiento narcisista. La carencia de definición propia del conglomerado político se suple con la vampirización de otros discursos, que se escogen por su capacidad de seducir a la masa. La candidez y sugestibilidad del electorado se apoyan en un tratamiento de la campaña declaradamente emocional, reforzado por la calidad propia de los medios audiovisuales. Según Joshua Meyrovitz,

"En tanto que las palabras escritas e impresas enfatizan las ideas, la mayoría de los medios de comunicación electrónicos enfatizan el sentimiento, la apariencia, los estados de ánimo. Hay una declinación en la preponderancia de la línea recta - en el pensamiento, en la narrativa literaria, en los espacios y organizaciones creadas por el hombre. Hay un retraimiento frente al análisis distante, y una zambullida en el compromiso emocional y sensorial. Las interrogantes principales ya no son: ¿Es verdadero? ¿Es falso?. En lugar de ello, con mayor frecuencia preguntamos: ¿Cómo se ve? ¿Cómo se siente?" (13).

Este mecanismo se mantiene también entre elecciones, con el objeto de proporcionar una legitimación constante al grupo que se mantiene en el poder. Si en el seno del este consenso político artificial persiste en la población algún núcleo estructurado que mantenga actitudes críticas y las manifieste de manera pública, amenazando de algún modo el ensueño de la masa, éste sufrirá por lo general un tratamiento análogo al destinado a los whistleblowers. Según Hirigoyen,

"Literalmente, un 'whistleblower' es el que hace sonar la campana de alarma o se va de la lengua. Por eso se convierte en víctima de represalias. Considera su deber alertar a la opinión pública acerca de las malversaciones, los actos de corrupción o las violaciones de la ley en los grandes servicios públicos donde trabaja o acerca de aquellas acciones de sus compañeros de trabajo que representan un peligro sustancial y específico relativo a la salud pública o a la seguridad ...
... En la práctica, los que denuncian las disfunciones de un sistema sufren, evidentemente, las represalias de dicho sistema. Se trata de una forma específica de acoso moral, destinada a hacer que se calle el que no juega el mismo juego que los demás. Curiosamente, nunca se ha hablado de ello como mobbing o bullying, pese a que lo que les ocurre es de todo punto equiparable a lo que damos en llamar acoso moral."
(14)

Durante su ataque a este tipo de grupos, el colectivo político afectado utilizará herramientas de comunicación perversa al uso tales como la propaganda negra, la propaganda del terror, la descalificación e incluso el hostigamiento de proximidad. Intentará también incitar a la masa a aislarlos, y trabajará en lo posible para minar su cohesión interna, neutralizar sus medios de comunicación y así debilitar al grupo. En este caso no se trata ya de la lucha por el poder, sino de una guerra, con el objeto de someter al enemigo interior. Aquellos que dudan de la legitimidad de estas actuaciones sufren el mismo tipo de inhibiciones para expresarlas que las que experimentan los individuos que consienten el acoso moral en grupos de menor escala.

* * *

Aún cuando esta discusión ha tenido por objetivo la parte más oscura de la evolución social, no podemos dejar de mencionar algunos aspectos positivos en la historia reciente. A pesar de todas estas agresiones, los grupos de contestación han conseguido sobrevivir a lo largo del siglo XX, y han cobrado nuevas fuerzas en los últimos años, en parte gracias al movimiento antiglobalización, y aprovechando también otras formas de comunicación y organización, más difíciles de controlar desde el poder.
La reciente sensibilización frente a los métodos de acoso moral nos proporciona medios para responder a su uso tanto en la vida cotidiana como en el entorno político. La capacidad de resistir a esta clase de formateo existe, sin duda, y si queremos un mundo mejor es necesario que denunciemos su insidiosa presión a todos los niveles. Aunque sólo sea para darnos la oportunidad de continuar despiertos.


Para más información sobre Leymann y su trabajo, consúltese http://www.leymann.se/English/frame.html



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